Curadora: Graciela Dragoski
En la obra de nuestra artista, Teresa Pereda, la tierra se constituye en la gran protagonista, percibiéndose que esta elección no se circunscribe al mero orden de lo estético sino que fundamentalmente, en su existencia matérica, la tierra es elegida por ser portadora de contenidos simbólicos e ideológicos que reseñan los valores más profundos de nuestros pueblos americanos, haciendo propios a aquellos contenidos complejos y plurales que residen con vitalidad, tanto en el universo cosmogónico precolombino como también anidan, aunque de un modo dispar, en nuestra América popular (indígena, mestiza y criolla)
Elige tierras que reconoce como emblemáticas por integrar aquellos territorios que son habitados sistemáticamente por líderes populares y protagonistas calificados (chamanes, sabios ancianos) cuya identidad social y simbólica es adquirida en el contexto de su propio terruño y que son vínculos fundamentales por que le prodigan un conocimiento de lo ancestral.
Reconoce y recupera la importancia de la memoria individual y colectiva y el valor de las imágenes que integran productos culturales que a través del rescate de saberes, provenientes de los antepasados, reflejan hábitos y creencias y nos hablan de una identidad étnica y cultural. Conjuntamente su producción estética no solo activa memorias pasadas sino que moviliza la memoria más reciente al poner en acto tragedias como la guerra de Malvinas o la desaparición de 30.000 personas, realizando ofrendas de tierra.
Se hace “cargo” existencialmente, tanto en lo ideológico como en lo visual, pues considera que ante la urgencia hay imperativos éticos y estéticos que la llevan a emplear soportes nuevos y tradicionales que le dan a su obra, atravesada por múltiples significados y de una gran carga emotiva, una incuestionable coherencia, siendo latierrala principal protagonista y haciendo que cada obra resulte ser social y expresivamente liberadora y de manifiesta e incuestionable identidad nacional y latinoamericana.
Por ende el pensamiento teórico-visual de Teresa Pereda manifiesta que su accionar estéticoes desdeyno sobre América, implicando su decisión la instalación en el mundo desde una nueva epistemología que desmitifica al sujeto cartesiano y a nuestro sur como el lugar de la barbarie en aras de recrear, poniendo el cuerpo y su propio imaginario visual, la creación de un arte propio y profundamente identitario.
Graciela Dragoski