NUEVO ESPACIO: Avenida Alvear 1640, PB
Horario: lunes a viernes de 11 a 20 hs y sábados de 11 a 13.30 hs.
Explícita es una muestra que primeramente inauguró en Roma en octubre de 2011, y que ahora la artista trae a Buenos Aires. La serie original se compone de 30 dibujos sobre papel, 4 esculturas y 4 pinturas en acrílico sobre tela que van desde 1970 a la actualidad.
La artista que no expone en Buenos Aires desde hace 3 años, llega con una muestra atrevida donde el sexo explícito e implícito son graficados con una mujer activa y protagonista rompiendo con la fetichización del cuerpo femenino en el arte erótico. “Es la mujer cotidiana que concreta sus fantasías.”, sostiene Silvina Benguria.
Imágenes de relaciones triangulares, fantasías, sexopatía, movimiento corporal, y desnudos componen esta magnífica muestra donde sus particulares mujeres exhuberantes ahora convertidas en madonnas centralizan la acción del gozo y del placer desenfrenado.
Explícita propone una mirada desafiante, donde la gravidez de las formas y el juego provovador de los claroscuros busca producir en el espectador una intensidad sexual que concreta un verdadero triunfo del deseo. El trabajo de Benguria carece de solemnidades; solo lo carnal, intimista, erótico y con una gran dosis de humor.
Sombras y luces de la mano de la dibujante suma el aporte de la mujer en la iconografía erótica argentina, que hasta el momento siempre fue dominio de los hombres.
Cobran importancia en esta muestra las cuatro pinturas de gran formato seleccionadas por la artista que datan del 70 hasta principio de siglo, y que reúnen el erotismo y fantasía propuesto en la serie original de dibujos.
La artista presenta además una nueva serie de esculturas realizadas en bronce fundido donde las redondeces de sus creaciones en papel cobran forma y dimensión; y el lenguaje erótico también se hace presente. Uno de estos modelos originales será “Caperucita y el Lobo” con una no tan inocente niña en las manos del salvaje y feroz animal.
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SOBRE SILVINA BENGURIA
Nació en Buenos Aires y desde 1965 participa en numerosas exposiciones individuales y colectivas en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Estados Unidos, Finlandia, Holanda, Italia, Japón y Uruguay.
En 1978 ganó la Beca Francesco Romero otorgada por el Fondo Nacional de las Artes y la Embajada de Italia en Argentina, trasladándose a Roma donde residió durante varios años.
En 1997 fue distinguida con la beca Pollock-Krasner Foundation.
Desde su primera mención en el Premio Braque de 1966, se hizo acreedora de varios premios, entre los que merecen mencionarse el Primer Premio de la Bienal de Valparaíso, el Primer Premio del Salón Nacional de Artes Plásticas y el Primer Premio de Boca 100 años.
Sus obras forman parte de destacadas colecciones privadas del mundo, como así también de las colecciones permanentes de importantes museos de Argentina, Chile, Centro América, Estados Unidos, Canadá, Italia y Japón.
Numerosos críticos se han ocupado de su obra tales como Alicia de Arteaga, Carlos Espartaco, Rosa María Ravera, Guillermo Whitelow, Waldemar Sommers, Jorge Glusberg, Fermín Févre, Ernesto Schoo, Albino Dieguez Videla, Ana Martinez Quijano, Julio Sánchez, entre otros.
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"Menos real que lo real..."
Por Carlos Espartaco
El mensaje estético no congela su eficacia en la perfección, por ende es perfectible. Silvina Benguria en su serie de lo ‘erótico en sí’ se hace cargo de la movilidad de lo estético. La atmósfera de ensoñación que envuelve el recorrido hace flotar la noción de deseo y seducción.
Una mirada extensa determina una puesta en presencia de la seducción que ejercen las imágenes en su continuum y que marcan las pautas del relato deseante. La seducción inmersa en el discurso es lo que otorga a lo pictórico su sentido yl o desvía de su verdad. Si pensamos en términos psicoanalíticos resulta lo inverso de la distinción del discurso manifiesto y del discurso latente. Porque el discurso latente tergiversa el discurso manifiesto –lo evidente- no de su verdad, sino hacia su verdad. Y le hace decir lo que no quería expresar, transparentando las determinaciones profundas .Siempre la profundidad se oculta sospechosamente detrás de la ruptura, en el sentido de lo turbio detrás de la barra divisoria.
El discurso manifiesto tiene estatus de apariencia trabajada, atravesada por la emergencia de un sentido. La interpretación es eso que, rompiendo las apariencias y el juego del discurso manifiesto liberará el sentido volviendo a conectar con el discurso latente.
Benguria y su enfoque del Eros: ‘Menos real que lo real’, se introduce en una crítica del Porno, ’más real que lo real’. Inutilizando el efecto de su mensaje y situándose en obras de arte para afirmar una proposición de identidad. El único movimiento de la parada, en los estereotipos de la citación. El tiempo, sustraído de toda dinámica es reportado a un punto en que tanto la repetición como la acción no introduce ninguna actividad, en cuanto no tiene ni inicio ni fin.
Más allá de la apariencia, la obra de Benguria, se despliega en torno a la seducción que se presenta como lo manifiesto, el discurso en lo que tiene de más superficial que retorna sobre la ordenanza profunda (consciente o inconsciente) para anular y sustituir el Charme y la trampa de las apariencias. Apariencias no del todo frívolas, sino lugar de un juego y de una apuesta, de una pasión desviada –seducirlos signos es más importante que la emergencia de no importa cual verdad- que la interpretación descuida y destruye en su búsqueda de un sentido oculto.
Benguria, nos ubica en el itinerario de una conducta radical de las apariencias de ese desafío por simulación y subsistente en el arte cosmético de todos los tiempos. En parte, ha decidido ser nuestro espejo: Trompe-lòeil, espejo o pintura, es el Charme de esta ‘dimensión de menos’ que nos hechiza. Al observar la regularidad de los ritmos pictóricos, es esta ‘dimensión de menos’ la que opera el espacio de la seducción y deviene fuente de vértigo. Porque si todas las cosas tienen provocación divina deben encontrar un sentido, una estructura donde ellas fundan su sentido, tienen sin duda también por nostalgia diabólica perderse en las apariencias ,en la seducción de su imagen, es decir, de reunir lo que debe ser separado de un únúnico efecto de muerte y seducción: Narciso.
La seducción es algo de lo que no existe representación posible, porque la distancia entre lo real y su doble, la distorsión entre lo Mismo y lo Otro está abolida. Inclinada sobre su fuente, Narciso no se altera: Su imagen no es más “otra”, ella es su propia superficie que la absorbe y la seduce, de forma tal que no puede aproximarse; tan solo, mantener la distancia reflexiva. El espejo del agua no es una superficie de reflexión, si no una superficie de absorción que da lugar a que la noche con su juego perfectible nos proponga el itinerario de su danza irreductible.