Rubén Grau
A / MOR (Poética del decrecimiento)
03/08/2019 - 21/09/2019
PABELLÓN 4 | Arte Contemporáneo
Juan Ramirez de Velasco 556
Sobre el fin de los mitos modernos. Terrones de azucar sobre base de madera y proyeccion de video cenital 30 x 25 x 23 cm 2018
Sobre el fin de los mitos modernos. Terrones de azucar sobre base de madera y proyeccion de video cenital 30 x 25 x 23 cm 2018

El día sábado 3 de Agosto 19 hs  inaugura en Pabellón 4 Arte contemporáneo la muestra del artista Rubén Grau “A / MOR (Poética del decrecimiento), Curada por Nestor Zonana

La obra de Grau en algunas de sus vertientes puede encuadrarse como una poesía visual que explora en los límites de los lenguajes, a través de diversas técnicas y procedimientos, instalaciones, dibujos, fotografías, objetos en los que trabaja para ampliar las fronteras del mundo y sus condicionamientos de interpretación, mediante secuencias de rupturas, hallazgos y resonancias en el empleo de materiales y objetos cotidianos que el re significa con su obra, poiesis silenciosa y sugestiva para hacer visible los velos y las múltiples máscaras que nos habitan o condicionan y que pueden sublimarse mediante el Arte.

(Poética del decrecimiento)

«Todavía no hemos aprendido a hacer el amor, a respirar el polen de la vida,

a despojar a la muerte de su traje de culpas y de deudas; todavía hay muchas guerras por delante,

Acteón, los colmillos volverán a clavarse en tus muslos, en tu sexo, en tu garganta;

odavía no hemos hallado el ritmo de la serpiente negra, estamos en la mera piel del mundo y del hombre

Julio CortázarProsa del observatorio

Una noche de taberna, en los años ochenta, compartiendo un néctar rubí. «A vida é um papo de bar», escribió Hermeto Pascoal en mi libro de Rilke (Cartas a un joven poeta) cuando le pedí un autógrafo en São Paulo. Un poeta amigo me preguntó: «¿Sabes qué significa “Amor”?... A / mor (sin / muerte)». Esa etimología ¿fonética? («El origen del lenguaje es onomatopéyico», Walter Benjamin) abrió un universo y alimentó varias de mis obras. Esa relación Amor-Muerte –«El hombre para renacer debe morir, más para morir debe despertar»– iluminó su vasto sentido cuando leí la frase del poeta de la inacción y la soledad Macedonio Fernández: «La del amor, la única muerte». Y luego otros referentes que me recordó mi amigo Antoni, y que hacen alusión a amor est mors o la muerte mística.

En algunos de mis trabajos en el campo de la poesía visual-objetual, indago las resonancias, las amplificaciones o el desgaste del sentido de las palabras, de las cosas, la poíēsis de los oficios y la posibilidad de restaurar su aura. En este caso la palabra Amor: sublime palabra amenazada, a veces desgastada, hasta el punto de ser un mínimo hilo de agua en el desierto.

Sobre la obra Re-construcción A.M.O.R. que construí con 600 ladrillos cerámicos: «Lo simple, lo tenue, lo mínimo, se conjugan en el Uno». Como constructor siempre me maravilló el ladrillo, ese mínimo elemento constructivo que, ligado a cuatro elementos –arena, cal, cemento y agua–, es capaz de realizar los más magníficos sueños arquitectónicos de la humanidad.

En el lenguaje de los elementos, el barro (tierra + agua), como elemento primigenio utilizado por la cultura, simboliza la materia (prima mater) maleable y la posibilidad de construir, desde las tablillas de arcilla, los primeros trazos del lenguaje, objetos rituales, escultóricos, vajillas y el ladrillo, como uno de los primeros elementos constructivos fabricados por el hombre que resiste el tiempo, mediante la cocción por el fuego, elemento que simboliza, entre otros cosas, la capacidad ígnea del lenguaje, la pasión de transformación, construcción y reconstrucción de la realidad, de la cultura en su permanente batalla entre Érōs y Thánatos.

El lenguaje articula la construcción de sentido simbólico de la realidad; pero, ¿qué es la realidad? Vivimos inmersos en la misma realidad aparencial, fenoménica, pero evidentemente no tenemos la vivencia de la misma realidad. ¿Compartimos la realidad como lo imaginamos? La dimensión de lo real está establecida en cierto modo desde nuestra propia yoidad, nuestra interpretación de la realidad: externa –dada por los sentidos–, e interna (invisible) –dada por nuestra comprensión (equilibrio entre el ser y el saber) del Mundo.

La palabra realidad, frecuentemente falseada, es utilizada para designar un sistema de interpretación, algo solidificado, objetivo, un statu quo difícil de modificar. Pero es necesario profundizar nuestro camino interior, indagar en nuestra identidad más profunda, para vivenciar otro estado de Realidad, que nos abre a una experiencia de sentimiento oceánico de no separación (amor est mors y retorno al Océano de luz) que implica el Amor real. Es necesario transitar varios desvíos y deconstrucciones de lo que nos enseñaron (o disciplinaron) a creer ser y a interpretar como noción de realidad, de comunidad o amor, para quizás aproximarnos al sentido más amplio, al sentimiento oceánico, a una realidad cada vez menos condicionada por nuestras limitaciones.

«El arte crea realidad, crea presencia.» (Roberto Juarroz). Recuperar el juego poético, o una poética del Érōs, mediante la atención plena y consciente a esa presencia, en los mínimos actos cotidianos, en los oficios, en las relaciones con el otro y el Cosmos.
«Nuestro lenguaje se articula en juegos de lenguaje que forman parte de una actividad o de una forma de vida», de modo que «los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo y los límites de mi realidad» (Ludwig Wittgenstein). Entonces es necesario danzar, jugar libremente sobre esos límites en un permanente galumphing, con el amor como herramienta de transformación y el decrecimiento como herramienta para la construcción de un nueva sociedad, para evitar el avance inexorable de lo tanático en la cultura, con su mito de progreso permanente y explotación de recursos humanos y naturales. Posibilitar así el triunfo de Érōsentre seres humanos solidarios y comunidades ocupadas en el bien común, autosuficientes frente a los poderes de turno. Dejar de ser consumidos consumistas. Y tener como prioridad el ser en lugar del tener.

Rubén Grau, Bs. As. 2017/19

La muestra con entrada libre y gratuita, podrá visitarse de lunes a viernes de 14 a 19 horas hasta el 21 de Septiembre de 2019

Ubicación

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