Plegarias por el Gauchito Gil
Hugo Echarri
14/02/2013 - 06/03/2013
CCB | Centro Cultural Borges
Viamonte 525
Plegarias por el Gauchito Gil

Desde el 14 de febrero a las 19 se inaugura en el Centro Cultural Borges, "Plegarias por el Gauchito Gil", con obras de Hugo Echarri.

Artista de aguda percepción, Echarri realiza una original aproximación al personaje más venerado por la devoción popular. La conmemoración del aniversario de su muerte convocó el 8 de enero a más de 200.000 personas.

La exposición está integrada por una serie de pinturas, algunas de gran tamaño, y por una instalación que recrea los altares que jalonan las carreteras en numerosas provincias del país.

La muestra no se propone ofrecer una visión documental del Gauchito Gil ni del culto multitudinario que despierta sino que indaga en el imaginario de los centenares de miles de persona que cada año se movilizan en homenaje a una personalidad de cuya historia se tiene, pocas certezas: que nació en la provincia de Corrientes, que fue bautizado con el nombre de Antonio Mamerto Gil Núñez y que fue asesinado el 8 de octubre de 1878 a pocos kilómetros de la ciudad de Mercedes.

Existen por lo menos tres versiones sobre su vida y su origen. Para algunos es un gaucho trabajador, enamorado de una viuda adinerada y víctima del jefe de la policía, quien también pretendía a la mujer. Una segunda leyenda lo hace un gaucho cimarrón que robaba ganado para ayudar a los pobres y la tercera pretende que integró una violenta partida armada del Partido Autonomista de Corrientes.

Pero todas estas versiones coinciden en un detalle que, en cierto modo, explica la difusión incontenible de su culto: en el momento de ser degollado o muerto a tiros, advirtió al verdugo que su hijo estaba enfermo y que debía rezar por su alma (la del Gauchito) si quería que su hijo sanara. Todos así lo hicieron y el hijo del verdugo salvó su vida.

……..

Sobre la muestra
por Hugo Echarri
La serie “Plegaria para el Gauchito Gil” como trabajo estético y plástico, surge de la necesidad de comunicar una serie de ideas que me surgieron ante la virtual explosión social y mediática que tuvo este personaje de la fe popular argentina en la última década.
Las primeras de esas ideas-ejes son justamente el concepto de plegaria , es decir aquella forma verbal que manifiesta la intención y necesidad, profundamente espiritual, de comunicación con un ser superior, necesidad que surge, seguramente, de la finitud, contingencia y vulnerabilidad del ser humano, y que se manifiesta desde los primeros tiempos del hombre hasta la más reciente actualidad; unido a un concepto sociológico que podríamos llamar democratización de la institucionalidad creativa del referente espiritual (en el caso el mentado Gauchito Gil)
Se trata claramente de un eje temático de orden religioso que adquiere importancia en los tiempos de la postmodernidad por un lado, por ser los tiempos en que se ha dictado la muerte de Dios, y con ello el retraimiento de la profesión de fe de las religiones institucionales u oficiales. Por otra parte, y conjuntamente con ello, la necesidad de búsqueda, por parte de la base social más humilde la población, de nuevos referentes religiosos o espirituales a los cuales invocar o implorar ante el disfavor del destino. Este último fenómeno resulta contrapuesto al primero – caída o retraimiento de la practica religiosa oficial – y tiene también como característica central el fenómeno de la democratización en la formulación de la institucionalización del nuevo referente religioso o espiritual: este ya no viene impuesto por la jerarquía   oficial sino por la propia base de adherentes.
Conjuntamente con estas dos ideas-ejes, la necesidad de comunicación espiritual a través de la plegaria, y la creación social-popular del referente espiritual al cual se dirige la plegaria, coexisten una serie de ideas que hacen del Gauchito Gil un caso donde el plano social, religioso, histórico e , incluso político y judicial, juegan y se entremezclan para dotar de riqueza y misterio al personaje histórico y al mítico.
Hemos hechos referencia a los aspectos religiosos o espirituales, y algo hemos dicho también en relación al fenómeno sociológico que informa la manifestación popular de esta figura. Habría que añadir desde lo sociológico que el Gauchito Gil resulta el santo popular preferido de las poblaciones carcelarias y de los familiares de aquellas, hecho que dispara diversas lecturas e interpretaciones conexas desde lo social, político y económico. Entre ellas la de interrogar si el Gauchito Gil resulta un referente espiritual de las clases excluidas del sistema capitalista neoliberal en la argentina, las que sumergidas en la indigencia más feroz, desprovista de horizontes y de oportunidades, y asediadas por el trafico de drogas y armas, entre otras y múltiples causas que los vuelven los sujetos más vulnerables de la escala social, resultan la fuente de provisión humana ,casi natural, del sistema represivo institucional – el Vigilar y Castigar de Foucault –  y de su expresión de poder-castigo por excelencia:  los sistemas carcelarios.
Desde los histórico-político el Gauchito, aún con los matices diferenciales que trae su figura histórico mitológica, se presente como un militante de unos de los bandos políticos – el punzo o rojo, de ahí el color predominante de su figura - que en la época se dirimían la supremacía del poder  en su provincia, Corrientes. Adorna también su figura la tradición oral que también lo sitúa como un Robin Hood local a favor de los desclasados o explotados de su tiempo y su lugar. Desde lo judicial, y trazando un cierto paralelo con el Jesucristo católico, también el Gauchito fue victima de un proceso sumario que termina con su vida mediante el castigo autóctono de las barbaras guerras civiles argentinas: el degüello.
Este conjunto de ideas-ejes es el que de una u otra manera trato de plasmar en la muestra de pinturas e instalaciones que presento en el Centro Cultural Borges. Desde lo plástico mi obra, sobre todo la pintura, se nutre de una paleta colorida que abreva o surge con total naturalidad desde la propia figura –tropical y exuberante -  del Gauchito, y de las expresiones populares que lo plasman y rediseñan. Se trata también de una pintura figurativa pero de clara manifestación postmoderna que utiliza las técnicas más tradicionales de la pintura – óleo, acrílico, acuarela, pastel, mixta – pero que también abreva en los nuevos medios digitales mediante los cuales se realizan los bocetos e incluso algunas de las obras o parte de las obras que llamaríamos tradicionales o analógicas.
Esta resulta en apretada síntesis la génesis de la obra. Lo demás ya es obra de los críticos, interpretes, operadores del mundo del arte y, sobre todo, del público al cual va dirigida.
...............

Hugo Echarri hizo sus ensayos iniciales en el mundo del arte con una caja de hojalata de acuarelas ALBA, que todavía conserva, y desde entonces, la acuarela sigue siendo una de sus técnicas preferidas.

Aunque estudió con notables maestros, como Helios Gagliardi, Bernardo Di Bruno y René Pietrantonio, Echarri se reivindica “como un artista autodidacta, que abreva en los viejos y nuevos maestros del dibujo y la pintura que admira: Leonardo, Caravaggio, Turner, Van Gogh, Francis Bacón, entre los extranjeros, y Castagnino, Policastro, Raúl y Carlos Alonso, Guillermo Roux y Miguel Dávila entre los nuestros”.

Ha realizado exposiciones individuales y colectivas, la última en la Galería Alicia Brandy, y participó de ferias y salones, obteniendo destacadas distinciones, como el 1er. Premio de Dibujo en el 1er Salón del siglo XXI UMSA-FUNDEJUS.

............................

> Info relacionada > Galeria de imágenes

Ubicación

CCB | Centro Cultural Borges
Viamonte 525