El sábado 5 de octubre a las 15hs inauguran en las salas de PROA21 las exhibiciones Yeguas del Apocalipsis y Argentinos de París, un diálogo intempestivo entre artistas y escritores de la escena argentina y chilena de la década del 80.

Yeguas del Apocalipsis, con la curaduría de Victor López Zumelzu,  reúne por primera vez en Argentina obras del colectivo artístico chileno conformado por los escritores Pedro Lemebel y Francisco Casas Silva. 

En palabras de Víctor López Zumelzu, “en sus pocos años de existencia (1987/1997), las Yeguas del Apocalipsis dejaron una marca de fuego y ceniza imborrable en el arte chileno. Desde distintas prácticas como el video, la performance, la escritura y la fotografía configuraron un discurso poético que profundizó en cada una de sus obras la crítica social, la visibilización de las sexualidades no hegemónicas, y el arte como forma de resistencia, activismo y militancia, tomando siempre al cuerpo como zona de conflicto, de enunciación y transmisor de memoria”. La muestra también permite ver las obras en solitario de Lemebel y Casas, posteriores al periodo de Yeguas del Apocalipsis.

Argentinos de París, con la curaduría de Daniel Link, presenta una selección inédita de fotografías, diseños y material bibliográfico y audiovisual entorno a la colaboración artística entre el escritor y dramaturgo Copi y los artistas Juan Stoppani y Jean-Yves Legavre. 

Desde los diseños originales realizados por Juan Stoppani para el vestuario de la pieza Le Frigo (Copi, 1983), hasta las fotografías del estreno de Eva Perón en el Teatro L’Epée de Bois de París en 1970 –Facundo Bo en el papel de Evita—, la muestra da cuenta de lo que Daniel Link denomina “la antropología trans” presente en toda la obra narrativa y teatral de Copi, así como su carácter eminentemente disruptivo (el estreno de Eva Perón le valió a él y a toda su familia la prohibición de volver a la Argentina). 

“En los años ochenta”, escribe Daniel Link, “la recuperación de los regímenes democráticos en los países de América Latina permitió el desarrollo de micropolíticas sobre la sexualidad, el deseo y lo viviente que transformaron el horizonte emancipatorio de las década del setenta en algo nuevo: no sólo se trataba de sostener una memoria sobre los infiernos y el terror padecidos, sino también de habilitar un tiempo futuro no condicionado por el régimen heteropatriarcal que había sido el fundamento de las dictaduras de todo tipo que azotaron el continente. La poesía se volvió gesto y en esa performances mutaron los cuerpos, las voces y los registros de comprensión de los vínculos humanos”. Las dos muestras presentadas en Proa21, en las que predominan los registros de acciones performáticas de la época, siguen la huella de estas transformaciones.