Pablo Mazza
Falsa identidad
06/07/2016 - 03/08/2016

Espacio Eseade

Uriarte 2472, Palermo, C.A.B.A.

Pablo Mazza

Pablo Mazza a partir de su obra cuenta historias. Cortas. Tan subjetivas como objetivas. Su práctica es una búsqueda constante utilizando la tecnología de la computadora como una gran paleta y caja de colores. 

Curaduría: Carla Boscatto y Deborah Reda

Humberto Maturana, biólogo y filósofo, dice que existimos cuando podemos unir nuestras dos dimensiones, la fisiológica y nuestras relaciones con los otros. No somos un ente aislado, sino que precisamos de las relaciones con otros para existir.  La cultura del siglo XXI tiene la característica de que se moviliza bajo el signo hiperbólico de la seducción, el espectáculo, la teatralización y el show business. La ficción adquiere apariencia de realidad y a la realidad se la espectaculariza. Vivimos en la sociedad de la “Todo –Pantalla” como la denomina el filósofo Lipovetzky.  El hiperconsumidor anda en búsqueda de novedades continuas, en un sistema  dominado por los valores hedonistas y la individualización desbocada. A cada cual  le toca construirse e inventarse de manera ininterrumpida. El placer es bueno por un rato, sin buscar demasiadas complicaciones. El tiempo se reduce a un instante. Lo importante no es ya el sentido, sino la experiencia lúdica de lo diferente y la sorpresa. De esta manera nuestra existencia se ve cada vez mas fragmentada. El proceso de trabajo de Pablo Mazza consiste en tomar fotos de personas desconocidas en internet para luego componerlas y trabajarlas para formar otra imagen. De esta manera genera una re significación en sus obras, donde el referente de la original queda en el olvido. Así, anónimos se convierten en transmisores de un mensaje, son reflejo de la existencia contemporánea. La obra de arte se vuelve apertura de verdad, como simulacro y espejo de la realidad que abre a la reflexión de una situación cotidiana. El artista cuenta escenas que suceden a diario, de desencuentros, desamores y soledades.  Muestra en sus explosiones digitales las consecuencias de promover una orgía de artificios, de oropeles, de apariencias, que en lugar de acercarnos, nos vacían de contenido y nos aíslan. La sobreexposición de imágenes e información a la que estamos sometidos, nos ha dejado mudos, incapaces de mostrar una cuota verídica de nuestras vidas e intimidades. Una corriente continua de imágenes concebidas para manipular al consumidor ha terminado por generar una sociedad que ya no es capaz de distinguir entre la realidad y la ficción, se desdibujan los límites entre verdad y mentira, entre lo real y lo falso. Ya no somos los espectadores que se identificaban con las hazañas de los actores y los superhéroes. Como personajes inventados, superficiales, con libretos falsos y pintorescos, nos hemos convertido en los protagonistas de la superproducción que hemos montado. 

“No es la banalidad de lo real lo que se nos muestra, sino una realidad transformada en espectáculo y que se asemeja a una película con sus lágrimas y risas, sus dramas y su final feliz, filmada como tal con primeros planos, flashback, división en secuencias y música de fondo

Gilles Lipovetzky