Juncal 848
Brunch de Prensa: 6 de Agosto 2014, 13 hs|
Pablo Amoedo - Esculturas & Lucho Rossi - Pinturas | Curador: Julio Sánchez
El perro lazarillo parece tener anteojos de ciego y su correa le hace girar la cabeza aún a costa de romperle el hocico. Un hombre de pie mira a través de una escafandra con forma de pez. Un remero ataviado como buzo guía su canoa hacia el cielo y un pájaro intenta volar con dos contrapesos. Los hombres y animales parecen salidos deEl Jardín de las Deliciasde El Bosco, pero son las esculturas de Pablo Amoedo. Nuestro artista crea un mundo de seres que se debaten entre la cordura y la fantasía; fácilmente reconocibles -un conejo, un avión, una cabra o un mono- todos ellos parecen aquellos híbridos que decoraban los márgenes de los manuscritos medievales, esasdrollerieso caprichos que funcionaban como un recreo para la lectura del texto más académico. Eran combinaciones extrañas entre humanos y animales, o entre animales y plantas, tan exóticas que provocaban cierta simpatía y sonrisa. Híbridos semejantes son los que describían los primeros cronistas de Indias que veían en estas tierras americanas y desconocidas hombres con la cara en la panza, y patones (o patagones) con pies tan grandes que se usaban como sombrillas para cubrirse del sol. El cine dePiratas del CaribeoLa guerra de las galaxiastambién recoge esta tradición de seres imposibles y atractivos como el canto de las sirenas. La escultura de Amoedo se inscribe en esta huella y aporta una combinación de materiales poco convencionales como el bronce y el cemento, o la madera y el bronce. Sus personajes tienen algo de mecánico y algo de natural como si salieran no del taller del escultor sino del laboratorio de un ingeniero en genética que logra síntesis impensables. Amoedo parece interesarse por realidades binarias: natural / artificial; real / fantástico; y mecánico /orgánico. La dureza del bronce contrasta con la maleabilidad de la madera, lo mineral con lo vegetal, algunas figuras están colgadas de sus propios sostenes los que le da un carácter aéreo, hay otras que tienen un movimiento giratorio en potencia, como trompos que esperan ser activados por la mano invisible de un Demiurgo.
También hay una especie de aproximación binaria en las pinturas de Lucho Rossi. En ellas el interés está centrado en las figura humana y sobre todo en la relación entre las personas. Rossi apuesta por la gestualidad y el trazo, y construye cada personaje con rapidez e inmediatez; hay poco interés en el fondo que suelen ser neutral, las figuras no están en paisajes, interiores ni ciudades, al situarse en un no lugar abandonan su individualidad y se vuelven universales y eternos. El artista avanza sin rodeos sobre cada uno de los protagonistas, ejecuta remolinos de trazos que van dando forma al volumen de la cabeza o el cuerpo y con una discreción mancha de colores cálidos y luminosos piernas, cabezas y otras zonas. Rossi sigue la huella de aquel expresionismo alemán de principios del siglo XX, pero sobre aquel que continuaron en la década del sesenta los artistas del grupo CoBrA (Appel, Alechinsky y Jorn entre los más destacados) y el francés Jean Dubuffet; estos últimos se nutrieron de la libertad creativa de los niños y los locos. En los dibujos y pinturas de Rossi también hay mucho del automatismo surrealista propiciado por André Bretón cuando sugería un mínimo de planificación previa y abrir las compuertas de la intuición para que emerjan las fuerzas más profundas y originarias del hombre, algo que a los locos, a los niños y a algunos pocos artistas les cuesta muy poco. Hay una tensión que se exacerba y otras veces afloja entre las figuras dibujadas por nuestro artista, ese dramatismo se ve beneficiado por una virtud poco frecuente: la ausencia dehorror vacui; Rossi no se empeña en llenar y rellenar la tela con colores y formas, para él es suficiente con colmar sus figuras, ahí está el centro de su mensaje. Los masculino y lo femenino trasciende el género para tornarse universal, es el yin y el yang, la lucha y sucesión eterna de la luz y las tinieblas.
Dos artistas jóvenes se encuentran en el espacio de la galeríaHoy en el Artepara mostrar sus producciones más recientes, cada uno elige una medio expresivo diferente, pero entre ambos se renueva aquella primera comprensión de la realidad que tuvo el hombre: entender que estructuramos la realidad en dos aspectos que parecen opuestos pero resultan complementarios.
Julio Sánchez