Viamonte 452
La obra de Nora Correas sorprendió al público nacional e internacional con sus formas escultóricas, salidas del dominio que la artista había acumulado de su trabajo con fibras. Confieso que, cuando vi terminada la obra en el salón de la Casa de las Américas, pensé que aquella artista, que tanto había contribuido al desarrollo del arte textil, había traspasado los límites del mismo. El textil ya no era en su caso un fin; era sólo uno de los medios de los que disponía para expresarse como creadora, dueña de un lenguaje de una indudable creatividad y originalidad.
Creadora capaz de nutrirse de los lenguajes más contemporáneos para, mirando hacia su entorno local, desarrollar uno de los lenguajes más personales dentro del ambiente artístico argentino y latinoamericano de su época. Algo difícil de reconocer, acostumbrados como estamos a legitimar sólo aquello que viene de afuera.
La obra de Nora Correas comienza con una mirada a su interior y a lo que sucede en el mundo exterior, y nace del anhelo de darle sentido a su existencia. Nora es «ella y sus circunstancias».
Convoco, pues, a lanzar una mirada al conjunto de su trabajo para comprobar que, en cada momento y circunstancia de su vida, fueron las angustias, las dudas, las interrogantes surgidas de ellas, las que han constituido el fundamento de su obra y las que, en su devenir, encontraron expresión a través de lo que ha sido su principal obsesión desde la infancia: el Arte.
Fragmentos de: «Que veinte años no es nada, querida Nora…» Por Lilian Lanes
Curaduría: Adriana Antidin y Ricardo Ocampo
Texto: Llilian Llanes
Apertura: Viernes 6 de mayo 16 - 19 hs
Cierre: 10 de junio