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El Museo Nacional de Bellas Artes presenta, junto con la Biblioteca Nacional, la muestra “Ninfas,serpientes, constelaciones. La teoría artística de Aby Warburg”, con obras provenientes dedistintas colecciones argentinas que ilustran las principales ideas y categorías de análisis del granhistoriador de las imágenes nacido en Hamburgo (1866-1929).
La exposición, curada por José Emilio Burucúa, se realiza como parte del Simposio Internacional Warburg 2019 –que se celebra en la Biblioteca Nacional del 8 al 13 de abril– y se inaugurará elviernes 12 de abril a las 18 en el primer piso del Bellas Artes. “El historiador alemán Aby Warburg fue un maestro de la mirada, en tanto concibió expresionesalegóricas destinadas a pensar el vínculo entre imágenes, textos e historia. Suscitó una vastaindagación sobre los modos en que el presente invoca el pasado y lo reinventa, de forma a vecessubrepticia y otras eminente”, analiza el director del Bellas Artes, Andrés Duprat, sobre la figuradel pensador alemán, cuya teoría del arte y de la cultura fue retomada en las últimas décadas porespecialistas de todo Occidente.En palabras del curador, “Warburg exploró la cultura europea a partir del concepto de la largaduración. Convencido de que el Renacimiento había sido el umbral del mundo moderno, entendíaque ese proceso había estado marcado por las tensiones de la ʻvuelta a la vida del paganismo antiguoʼ”. Cinco ejes estructuran la muestra y la reflexión sobre las 62 piezas exhibidas. Los tres primerosson “La ninfa”, un personaje de la vieja cultura del Mediterráneo, olvidado durante el medioevo,que reapareció en las artes de finales del 1400; “El héroe” –Warburg llamó Pathosformeln a losconjuntos de elementos plásticos que representan un personaje típico y transmiten una emoción–;y “La serpiente y la magia”, temas fundamentales a partir del Renacimiento en la supervivencia deformas del pensar de los pueblos antiguos. A los ejes anteriores se suman “El cielo estrellado”, referido a la manera en que distintas épocasrepresentan las constelaciones, ya que el teórico alemán consideraba la Astronomía un pilar delorden; y “La distancia y la memoria”, sobre la existencia de distancias mentales entre el serhumano y el mundo, o espacios para el pensar, y el papel de la memoria individual y colectiva enla transmisión, el cambio y la vuelta a la vida de ciertas fórmulas visuales.Entre las obras exhibidas, hay desde piezas de mármol del siglo III a. C., hasta una instalación de Guillermo Kuitca de 1991, además de cinco calcos de obras de la antigüedad grecorromana cuyos originales se encuentran en instituciones como el Louvre y el Museo Británico. Algunos de los autores presentes son Tintoretto, Tiziano, Jan Brueghel I, Bartholomeus Spranger, GiovanniBattista Piranesi o Jackson Pollock, y los argentinos Raquel Forner, Pablo Curatella Manes,Antonio Berni, Antonio Seguí, Rogelio Yrurtia, Leónidas Gambartes y Orlando Pierri, entre otros.
Las obras provienen en su mayoría de la colección del Bellas Artes, y también del Museo de Calcos y Escultura Comparada “Ernesto de la Cárcova”, el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, el Museo Nacional de Arte Decorativo, la Fundación Forner-Bigatti y coleccionesparticulares. Sobre la centralidad de la visión warburguiana de la cultura hoy, Burucúa explica: “En un momentode crisis cultural, describir e interpretar las relaciones entre pasado y presente permitecomprender la supervivencia de motivos antiguos, el despuntar cíclico de símbolos que se creíanolvidados, las apelaciones cotidianas a la magia del arte, el conocimiento y la conquista del cielo,la globalización que dilata las distancias, las comunicaciones inmediatas que las hacen colapsar yel cultivo insistente de la memoria”.
Acompaña la exposición un catálogo editado por el Museo Nacional de Bellas Artes que es un fielregistro de la propuesta curatorial. En sus 156 páginas, la publicación bilingüe cuenta con textosde Burucúa y de su equipo de investigación, integrado por Roberto Casazza, Nicolás Kwiatkowski,Federico Ruvituso y Sandra Szir, quienes analizan las piezas en sala, sumadas a otras no exhibidas, siguiendo las categorías de Warburg.
La muestra, organizada junto con la Biblioteca Nacional –instituciones dependientes de la Secretaría de Cultura de la Nación–, cuenta con el apoyo de la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes.
La entrada a lamuestra será gratuita para argentinos y residentes en el país, y tendrá un costo de $200(doscientos pesos) para visitantes extranjeros, valor que incluye el ingreso al Pabellón de exposiciones temporarias.
Sobre Aby Warburg Historiador del arte y científico de la cultura nacido y muerto en Hamburgo (1866-1929), frecuentóla Universidad de Bonn, donde Henry Thode, Carl Justi, Hermann Usener y Karl Lamprecht fueronsus maestros. En Florencia, estudió con August Schmarsow y, en Estrasburgo, asistió a los cursosde Hubert Janitschek. En 1893, publicó sus primeros estudios, dedicados a “El nacimiento de Venus” y “La primavera deBotticelli”; allí esbozó sus ideas acerca de la “vuelta a la vida del mundo antiguo” y el papel de laninfa en la recuperación renacentista de las culturas paganas del Mediterráneo. Entre 1895 y 1896, viajó a Estados Unidos, visitó las grandes ciudades del este, se trasladó aNuevo México y presenció in situ los rituales de los indios Hopi. Gracias a los contactos conantropólogos del Smithsonian y a sus lecturas de textos de etnólogos contemporáneos, aquellasexperiencias lo hicieron reflexionar profundamente sobre la distancia necesaria para elentendimiento y la devoción, el “espacio del pensar” que permite a los seres humanos vincularsecon el mundo y afianzar su presencia en él.
Años después, en 1923, tras una larga enfermedad psiquiátrica, pronunció una conferenciacélebre sobre el tema en la clínica del doctor Ludwig Binswanger, su médico tratante. Su interéspor el arte y la civilización del Renacimiento, el mundo mágico en Europa (sobre el que publicóartículos medulares de 1912 a 1919) y la antropología de los Hopi le permitió esbozar una teoríageneral de la cultura, consagrada a dar cuenta de las tensiones históricas, antropológicas ypsicológicas que forman su trama, manifiestan sus conflictos y rigen sus creaciones. Con la ayuda de Fritz Saxl y Gertrud Bing, fundó la “Kulturwissenschaftliche Bibliothek Warburg”en Hamburgo, el núcleo de lo que luego sería el Instituto que aún en la actualidad lleva sunombre. Desde 1924, se dedicó a organizar un atlas de imágenes, con la convicción de que apartir de él se podría reconstruir la memoria histórica de la cultura occidental, describir suevolución y explicarla a partir de las transmisiones, desapariciones y resurgimientos de lasfórmulas expresivas del arte. El “Atlas Mnemosyne” quedó inconcluso, aunque esbozado en unaserie de paneles, cuando Warburg murió en 1929. Años después, ante la amenaza del nazismo, Bing y Saxl consiguieron mudar la biblioteca y el instituto a Londres, donde hoy se encuentran.