María Causa
Naufragio
14/03/2023 - 14/04/2023

Espacio de Exposiciones de la Facultad de Artes de UMSA.
Sarmiento 1565 - CABA

Portador-Natura (2023), 100x70cm.técnica mixta.
Portador-Natura (2023), 100x70cm.técnica mixta.

Dos instituciones dedicadas a la formación de las Artes, una pública (La Universidad de La Plata) y otra privada (La Universidad del Museo Social Argentino), se reúnen por primera vez gracias a la obra de la artista María Causa, para exhibir un conjunto de obras que pondrá en diálogo a ambos espacios, en una suerte de muestra descentrada que ocurre en dos ciudades.

El espacio de exhibición de la Facultad de Artes de UMSA se suma, con Naufragio, a la propuesta que, con el mismo nombre, exhibirá el Centro de Artes de la Universidad Nacional de La Plata. Aquello que en La Plata se manifiesta bajo el modo de continuidad de lo que viene trabajando Causa con la particular resonancia del Naufragio y el círculo como figura mágica, en la Facultad de Artes de UMSA se presenta con la impronta de lo femenino y lo lunar, tal como propicia este mes de marzo. "Con la energía imantada de la vida cotidiana y del amparo doméstico”, como bien señala el texto de Eugenia Viña que se lee en esta sala.

Alejandra Portela

 

"Una vez amé a un hombre que era muy parecido al desierto, y antes de eso amé el desierto. No era por cosas concretas, sino por el espacio entre ellas, por esa abundancia de ausencia, esa es la atracción que ejerce el desierto".

Rebecca Solnit

Sobre balsas circulares construidas con neumáticos brillantes se alzan como montañas seres suspendidos en el tiempo que cargan fragmentos de paisajes perdidos. Es un naufragio y ellos son los sobrevivientes. Orantes de arena, hueso, caracoles y alas. Seres fosilizados que lograron cargar con la belleza que quedaba e inmunizarse para lograr que los dioses los escuchen.

Entre la horizontalidad del océano y la verticalidad de las obras, la escultora María Causa construye una nueva coordenada donde la esencia se cristaliza a la vez que el espacio se abre. La artista despliega un territorio oceánico. Algo resiste con la fuerza cósmica de los brotes vivos y los minerales indestructibles. Algo detona cuando se rompe el borde conocido y nadamos entre la incertidumbre y el desamparo. Una vez abiertos los diques, el agua fluye y sólo sobrevive lo que el tiempo habilita. La política de la protección se evapora y se escuchan los ruegos petrificados en el océano de la memoria. "El náufrago está a la deriva. Todos somos, inevitablemente, náufragos de algún acontecer. La deriva es el tiempo", dice la artista.

Una intersección entre agua y arena, entre budas y pájaros, cuernos y caracoles, da lugar a una arqueología poética que se entrega al tiempo como una ofrenda. Como en todo naufragio, algo se perdió y algo se ganó. Algo resiste con la energía imantada de la vida cotidiana, del amparo doméstico. Algo detona cuando se rompe el borde conocido. En ese contexto de caos y devenires, la artista propone una velocidad circular, donde la luz guía a los náufragos y se erige como brújula. María Causa construye una religión pagana, olimpo que constela y ampara en medio de la desesperación del movimiento permanente.
Una mirada aérea de los náufragos nos revelaría cuernos como antenas coronadas, huesos como árboles, seres devenidos dioses, sacerdotisas mineralizadas que cobijan a través de su belleza.

Ya no hay minotauros ni sirenas. La artista derritió las gárgolas, deconstruyó posibilidades y les regaló orejas de conejos, cabezas de ciervos, cuernos alargados con forma de huesos alados en cuerpo humanos. Los pájaros anidan en ese ritmo congelado que ofrecen Las orantes y El osamentero, seres hechizados que esconden en sus túnicas herramientas de la vida cotidiana, sepultadas por la ausencia. Cacerolas, guantes, cucharas, palas, cepillos. No pueden usarlos: tienen sus manos suspendidas. Tienen su energía femenina ocupada canalizando curaciones, cristalizando minerales, metamorfoseando un regreso a la naturaleza.

¿Quién rescató a las orantes y protegió su osamenta orgullosa y preciosa? Ellas pierden sus tierras, pero ganan territorios. Todos flotan en su incertidumbre, pero flotan con la consistencia huidiza de la arena y certera de los huesos. Constelan en el océano que obedece las mareas que la luna impone. Allí, María Causa traza nuevas líneas de fuga donde vislumbramos archipiélagos. Sólo queremos llegar allí, para proteger la potencia de estos dioses y armar el olimpo en la tierra.

Eugenia Viña