Uriarte 2472
“La más larga caminata, comienza con un paso” (Proverbio hindú) Un paso puede ser el inicio hacia el encuentro con un antiguo libro de poemas indio; hacia el hallazgo de los sonidos de un dhrupad espiritual y ligero; pero también un paso es el comienzo de la construcción de una identidad y un discurso propio. Mhilaa, mujer en lengua hindi, es el título de la exposición de la artista Marcela Geuna, que se exhibe en el espacio de arte de ESEADE desde el 7 de julio hasta el 27 de julio de 2023, con la curaduría de Fabiana Grassano, Mirta del Carmen Ibarra, Virginia Belén Jara, María Delfina Reyes Rapretti y Jorgelina Roset.
La muestra que presentamos es una serie compuesta por nueve obras, realizadas en los años 2022 y 2023 en acrílico sobre lienzo, en las que la artista nos plantea, desde una perspectiva femenina, no feminista, un juego de dominación y resistencia en estas mujeres. Sus obras son esencialmente pictóricas y figurativas, con un alto grado de realismo.
El propósito de Geuna detrás de sus obras es que encontremos las voces deliberadamente suprimidas y que pensemos en las posibles formas de su emancipación. A partir de relatos de viaje, literarios y registros fotográficos, la artista crea un mundo íntimo en el que encontramos a estas mujeres, siempre dentro de un gran espacio, que funciona como un universo donde pujan, por un lado con fuerza la tradición y la religión, como origen del sistema de castas, y por el otro, ellas como sujetos de “resistencia” que inician su camino a la emancipación, ya sea mirándonos de frente o dándonos la espalda, otras veces en soledad, o bien transformando seductoramente sus grilletes.
Serena es la primera obra de esta serie, que nos introduce en misteriosas y silenciosas imágenes catárticas, que pasan de una conciencia subordinada a otra que opera como transformadora. En ellas vislumbramos mujeres que adquieren voz, identidad propia, posibilidad de enunciación y con ello autorrealización.
Tomando las palabras de Mary Nash este paso catártico no se ubica en un momento único de iluminación, ni sucede automáticamente con un cambio de condiciones estructurales; requiere de una exploración crítica de la propia subjetividad y su conformación ideológica.
Serena nos invita a acompañarla en este recorrido de autodeterminación, aunque aún la inmensidad del mundo que la rodea se percibe muy hostil; esta hostilidad se refleja en su mirada y en el recogimiento de sus manos.
A continuación, encontramos Alma azul y Silenciosa. La primera invita a entender un mundo femenino signado por la división de clases: dos mujeres muy similares en apariencia, pero muy diferentes. La artista recurre una vez más al espacio para acentuar esta diferencia. Que Geuna haya representado a ambas mujeres juntas y mirando desafiantes al espectador, puede ser entendido, sino como el logro de la emancipación, por lo menos como un camino iniciático hacia la emancipación y la igualdad, lo que Gayatri Spivak ha dado en llamar “la autorrepresentación como resistencia”.
Acto seguido podemos apreciar las obras Ausencia, Ella, India e Íntima. Ausencia, basada en una novela india, representa a una mujer que espera a su amor ausente en soledad, resistiéndose quizás a la costumbre familiar y social de que debe casarse. Geuna cuenta que en Ella relata la vida de una mujer trabajadora de Jodhpur, la ciudad azul, yendo a hacer sus labores. A pesar del enorme entorno que rodea a la minúscula mujer, Ella camina solitaria y con determinación. La pieza India es planteada por la artista como la mitad de su relato y por esta razón se le ha otorgado centralidad dentro de la exposición. Los pies descalzos, los bordes del sarí , los brazaletes a modo de grilletes. Allí asoma la cultura india -danza, espiritualidad, politeísmo-, pero Geuna la devela libre de todo prejuicio, libre de toda opresión, llena de sensualidad. En Intima, siguiendo el mismo hilo conductor, la artista presenta a la mujer india de espaldas como protagonista absoluta de la narración. Cubierta con hermosas sedas, que pueden apreciarse gracias a la detallada factura, esta mujer se dirige a realizar algún ritual y, aunque no veamos su rostro, nos genera respeto y admiración.
Si pintar es como atravesar el espejo para conocer la interioridad más secreta de las cosas, Marcela Geuna logra con sus pinceladas, y la fusión de los colores, acercarnos al alma misma de estas mujeres silenciosas, solitarias y poderosas.
Rudolf Arnheim señala que El lenguaje plástico expresa una forma específica de pensamiento irreductible a otras. Lo que se dice a través de una obra plástica no se podría haber dicho por otra vía, de modo que el arte sería una forma específica de conocimiento.
La India es un mosaico muy diverso de pueblos e influencias con gran historia y cultura. El color forma parte de su cultura y eso se refleja en las expresiones de la sociedad. En cualquier ciudad o pueblo es común ver los variados colores de los montículos de polvo de especias y plantas medicinales a la venta en los puestos callejeros. Estas sustancias se utilizan como ofrendas y se arrojan entre la gente en las fiestas de la primavera. La artista parece reproducir esta variedad de tonalidades en sus obras.
El honesto e íntimo mensaje que encontraremos en cada una de las obras no dejará indiferente al espectador. Geuna destaca su preocupación por interpelar al visitante, subraya la responsabilidad por atraer su atención y, casi como una deformación profesional, insiste en la función docente que deben cumplir los artistas. Las obras de esta serie anidan hondas reflexiones por el lugar de la mujer y su identidad en la sociedad, no solamente en países como la India. El arte puede ser revelador de lo que sucede en lugares lejanos y que, tal vez, han pasado desapercibidos. Es capaz de reflexionar sobre los problemas de su tiempo y las acciones requeridas para la transformación.
Curadoras: Fabiana Grassano, Mirta del Carmen Ibarra, Virginia Belén Jara, María Delfina Reyes Rapretti y Jorgelina Roset.