Junín 1930
Sala 6
La escuela del nuevo paisaje
Hacer un paisaje en el siglo XXI es hacer un mapa del mundo, construir un sistema de pensamiento, armar un plan de vida, proponer una plataforma político/estética, plantarse en el medio de un poema y liderar un combate metafísico para imponer un decir, para modificar el presente y el futuro. Existe una corriente de artistas argentinos que trabajan el paisaje de esta manera y que se relacionan carnal y directamente con la literatura latinoamericana próximo pasada y actual. En ella los mundos son particularmente irreverentes, –el realismo mágico de Rulfo-, el estar siendo de Rodolfo Kush, los ámbitos por los que anda son frutos de utopías que ya se nos han hecho parte del ADN por ser latinoamericanos. Hoy aparece nuevamente nuestro continente como tierra prometida, como posibilidad de creación social, estética, ética y amorosa. Muchos artistas latinoamericanos y argentinos trabajan esto en su obra, Maggie es una de ellos, sostiene con sus metáforas pictóricas esas posibilidades, esos mundos que surgen del vivir en zonas geográficas maravillosas, extrañas, particulares y en mundos políticos, mentales, síquicos, culturales y religiosos que son tan especiales que generan utopía permanentemente. Se podría decir que este Nuevo Paisaje donde Maggie es chamana ancestral con una tableta digital último modelo en una mano y un pincel con óleo en la otra, con sus ojos modificados por la luz de los bits que le han cambiado la paleta desde hace unos años, es el que genera pensamiento desde el sueño, desde el color saturado por la digitalidad, así como desde la postura existencial de lucha y esperanza, que se mezcla como en redes con la vitalidad contemporánea humana, tecnológica, natural y cultural en que la artista vive y se mueve.
Damián Masotta
Palabras de la artista
Todo el tiempo estamos mirando paisajes, directamente en la naturaleza y a través de las pantallas. En “Esto no es un paisaje” reinterpreto todas estas imágenes y las apropio en obras nuevas.
Asi, trabaje eligiendo la paleta de colores saturados que nos ofrece la computadora. Creo que el punto fuerte de toda la muestra es la saturación del color. Al principio me parecía que esta elección arbitraria iba a conducir a algo muy reducido y sin embargo a medida que trabaje las obras todo se fue enriqueciendo.
Aquí no hay obra chica, dentro de los grandes formatos hay un primer plano que invade al espectador generando un clima a través del impacto del color.
Respecto de obras y muestras anteriores en “Esto no es un paisaje” trabaje una pincelada mas espontánea con una paleta mas saturada en la búsqueda de generar distintos planos, luminosidades y texturas.
Recuperar el paisaje tiene un sentido, existe un motivo por el cual vuelve a aparecer el paisaje actualmente.
En una realidad en la cual continúa la idea del artista que tiene que escandalizar con su obra y que forzosamente tiene que estar a la vanguardia, mi desafío era pensar el concepto de lo bello nuevamente.
En este contexto pinté pensando en lo bello como algo verdadero y profundo, intentando generar una pintura donde uno pueda quedarse reposando, reflexionando.
El paisaje interior de cada uno son los estados anímicos. Recupero el paisaje porque somos paisaje.