Arroyo 807. Esquina Esmeralda
Laura Viñas presenta en las salitas del Espacio de Arte de la Fundación OSDE la intervenciónTiempos distintos y distantes.
Los paisajes que invaden la arquitectura son construidos, inventados, elaborados a partir de la percepción de los mismos, para crear nuevos lugares. Partes de fotos de distintos años componen una nueva imagen donde habitan tiempos distintos y distantes.
En el primer espacio, las vistas panorámicas son presentadas en tamaño reducido para ser examinadas en su totalidad. En la segunda salita, por el contrario, éstas son fragmentadas, veladas, proyectadas sobre acuarelas y acompañadas de sonidos creados especialmente para la intervención.
En palabras de la artista: “Las imágenes que presento no están limitadas por marco alguno, tampoco poseen puntos de vista definidos. Son paisajes volátiles, apenas suspendidos, que desbordan, que se ajustan, que habitan las salitas, testigos silenciosos de bonanzas lejanas.”
Laura Viñasnace en Buenos Aires en 1960. Se forma como artista en los seminarios de crítica de obra de Teresa Pereda y Luis Felipe Noé. Realiza numerosas muestras individuales y participa de exposiciones colectivas en el país y en el extranjero. Participa de las siguientes residencias de artistas en los Estados Unidos: I-Park Foundation (2011 y 2014); Santa Fe Art Institute (2013); Expressiones Cultural Center (2011); School of Visual Arts de Nueva York (2008).
¿Hasta dónde uno puede ver antes que la tierra toque el cielo?
El desafío que nos presenta el horizonte de la pampa, incierto e inalcanzable,
es comenzar a mirarlo por su confín. Sin embargo, la naturaleza no conoce
de individualidad, es la mirada la que divide sus partes para luego construir
identidades específicas y transformarlas en paisaje.
En busca del paisaje venidero, utilizo partes de fotos de distintos años para
luego componer una nueva imagen donde habitan tiempos distintos y
distantes. Por su parte, el espacio natural me facilita sus instrumentos de
viento, de alambre-cuerda y su silencio, para ser interpretados en un paisaje
sonoro.
Me interesa la diferencia entre lo que veo y lo que dispongo, es ahí donde
se encuentra embebido el objeto de mi obra.
Estos paisajes nunca podrán ser visitados, mucho menos recorridos. Busco
imágenes guardadas en mi memoria visual a lo largo de años de ser vividas,
y así reconstruir paisaje; hago ficción de la realidad. Examino el modo de
representación, tal como lo hicieron los paisajistas holandeses del Siglo XVII.
Las imágenes que presento no están limitadas por marco alguno, tampoco
poseen puntos de vista definidos. Son paisajes volátiles, apenas suspendidos,
que desbordan, que se ajustan, que habitan las Salitas, testigos silenciosos
de bonanzas lejanas.
L. V.