De Santi - Galería de Arte
Esmeralda 982- Buenos Ares
Inauguración: 25 de setiembre de 2013 19hs.
Cierre: 24 de octubre de 2013
Horarios: 14.30 a 19
Aquello que escapa al análisis lógico y se niega a una expresión cuantitativa, es el centro de la actividad artística de Helena Distéfano.
Esa manifestación no aprehensible emana así de una zona de misterio, en ese escurridizo tránsito de las cosas que denotan una actividad secreta y sensible, que abjura de las representaciones imitativas, de los relatos y las ilustraciones.
Su arte es una aventura, incierta siempre, pero sólida en su base expresiva, en la plataforma de lanzamiento de su consumada experiencia, en su trato con el devenir de la obra que es abrazada por la justeza de sus elecciones y la valentía de sus rechazos.
En ese trajinar, en ese desplazamiento envolvente de su hacer, se juega en la arriesgada formulación de situaciones siempre plásticas y de vibrante sugerencia, como si el ejercicio y el movimiento de su alma llegara al “lugar”, al sitio donde recalan, satisfechos de su papel, orgullosos de su valiosa contribución, los arriesgados colores, las huidizas líneas y los rastros que ha inscripto su gráfica gestual, su huella sensible.
Helena da cuenta de una virtud propia de su maestría: aunque crea una singularizada técnica como resultado de la multiplicada práctica pictórica, privilegia la activa participación del sentimiento, no como una manifestación de estados de ánimo sino como una profunda indagación en esa zona abisal donde el ser humano define su condición de ser. Así la técnica tiene su parte pero la necesaria y suficiente, para dar un carácter expresivo y auténtico a sus obras.
Un arte verdaderamente contemporáneo pero alejado de los estereotipos de moda se adueña de sus cuadros, dibujos, instalaciones y las variadas formas que suele tomar aquél. Sabe que la época se refleja en ella no como consecuencia de una actitud voluntaria sino por la participación en las ideas de su tiempo, en el resonar de aquellos movimientos que hacen que la vida humana sea capaz de llegar a un grado de trascendencia. Una medida al fin de lo imponderable.
Imágenes que surgen como consecuencia del actuar, no impuestas, “apariciones” y sugerencias que dinamizan el espacio, nutren al cuadro
con presencias inquietantes y le confieren ese tinte de extrañeza que alimenta la obra.
Los títulos que eligió Helena, poéticos, metafóricos, de sentidos varios, remiten a textos leídos por ella del filósofo argentino Santiago Kovadlof.
Aún hay algo más que debemos destacar: lo que hoy vemos son los resultados ceñidos a la condición de artista que nos entrega estos preciados productos, pero ese valor no queda allí, se expande a sus “otros” por la elevada actividad que desarrolla en la enseñanza del arte, condición esta que es una razón de suma importancia en su vida.
Heriberto Zorrilla