La visión fragmentaria, las imágenes dentro de imágenes y la acción de mirar a través, son algunos de los mecanismos presentes en las pinturas, esculturas, videos e instalaciones de la exposición Cámara Translúcida de Jorge Macchi en la Galería Ruth Benzacar. 

Macchi construye paradojas visuales que ponen en juego la lógica y la operatoria con la que miramos y construimos el mundo, utilizando objetos e imágenes que toma de la vida cotidiana. En este conjunto de trabajos, elementos vinculados con la clausura como muros, cierres y jaulas, pierden su tectonicidad y encuentran trastocado su sentido, generando, mediante el extrañamiento, nuevos espacios e ideas en el orden visual y conceptual con el que edificamos la realidad.

Al mismo tiempo, como es frecuente en su trabajo, estas obras se encuentran atravesadas por referencias a la literatura, el cine, la música y la historia del arte, a la vez que por lo accidental, lo onírico, la tragedia y el humor. Cámara translúcida es el nombre de la instalación central en la galería. Se trata de una sala inaccesible, una pared de ladrillos descompuesta en sus partes que obliga a al espectador a modificar su recorrido usual en el espacio. La obra invita a espiar: a través de ella vemos una enorme pintura vedada espacialmente desde el ingreso a la sala. También invita a revelar: obliga a la galería a mostrar espacios usualmente privados al público. Por último, la pintura despliega una serie de contradicciones vinculadas al acto de mostrar y ocultar: lo lleno y lo vacío, la materia y su ausencia, la marca que registra el movimiento de la mano y el control de ese gesto. 

La exposición también incluye las esculturas Portal (2019), Mamushka (2019), una serie de acuarelas y los videos Himno (2018), TRain (2019) y Thriller (2019); realizados los últimos dos en colaboración con el músico Edgardo Rudnitzky con quien Macchi ha trabajado en numerosas ocasiones, incluyendo la obra La ascensión (2005), que constituyó el envío argentino a la Bienal de Venecia de ese mismo año