Av. del Libertador 1473
Curador: Roberto Amigo
Esta selección de obras de artistas italianos de la colección del MNBA se encuentra acotada entre dos momentos históricos: la unidad de Italia y el inicio de la posguerra. El arte del Ottocento construyó la conciencia de nación, surgida en la lucha contra el dominio extranjero y por la unificación territorial. Sin embargo, la fuerza de los regionalismos perdura en la representación de los asuntos costumbristas y los paisajes locales, incluso cuando la resolución formal presenta las facturas modernistas del divisionismo o el simbolismo.
Los cambios estilísticos, principalmente se sostuvieron en dos búsquedas: mayor verismo en la representación y la captación de la luz. Ambas se resolvieron, ambiguamente, desde el sustrato romántico de la pintura académica, y sin renegar de las particularidades de las escuelas artísticas locales, principalmente Milán, Nápoles, Venecia, Roma y Florencia.
El derrotero internacional del arte moderno tuvo en Italia la tensión con la tradición clásica, que perdura tanto en las figuras aisladas de Modigliani, activo en París, como en el arte del Novecento, la “moderna italianidad”. El retorno al orden, la composición en armonía de los elementos plásticos constituyen un nuevo clasicismo, en el que los cambios se moderan por la permanencia del arte como idea. La serenidad de la pintura metafísica precede a la devastación de la guerra.
Así, La tradición del arte propone un recorrido por el arte italiano desde una pintura narrativa, de fuerza literaria, hasta el arte sostenido en los valores plásticos de la forma, es decir, desde Domenico Morelli a Carlo Carrà. Un recorrido, a la vez, por el gusto del coleccionismo argentino.
La colección de obras italianas del MNBA ha sido poco explorada en su conjunto, a diferencia, por ejemplo, de la pintura española. Aspecto singular ya que ambas son, en parte, resultado de la mesocracia inmigrante finisecular y fuerte expresión del gusto de los coleccionistas argentinos. Esta ausencia es aún más notable, si consideramos la constante presencia de los artistas italianos en el desarrollo del arte argentino, sumado a que Florencia, Roma y Venecia fueron destinos deseados para la formación de los artistas nativos, y que finalmente Italia perduró en el imaginario como cuna y deseo del Arte.
El patrimonio europeo del MNBA debe pensarse desde el coleccionismo público y privado. En el caso del arte italiano fue notable su peso en la formación del museo, desde la donación inaugural de Adriano Rossi, previa a su establecimiento, a las que se fueron sumando los objetos legados por Juan y Félix Bernasconi (1896), predominantemente italianos, Ángel Roverano (1910), Carlos Madariaga y Josefa Anchorena (1911), Emilio Furt y Elena Gutiérrez de Furt (1920), Francisco Recondo (1928), José María Lamarca Guerrico (1932), Juan Girondo (1933), y Ángel Gallardo (1934), entre otros. Las adquisiciones de Eduardo Schiaffino, más la realizadas en la Exposición Internacional de Arte del Centenario, y en las diversas exposiciones de arte italiano organizadas por Witcomb y Ferrucio Stefani conforman un corpus notable de obras del Ottocento y de principios de siglo veinte; que en los años siguientes se dispersó por museos del interior o despachos oficiales. Para esta exposición han retornado obras en préstamo desde hace más de setenta años. Desde ya, el mercado tenía predilección por las obras de Antonio Mancini, Paolo Michetti y Vicenzo Caprile, pero también apreciaba las búsquedas de la pintura divisionista de Emilio Longoni, y las innovaciones Liberty en los monumentos funerarios de Leonardo Bistolfi.
El ingreso de obras de modernas, provienen de muestras de impacto en el medio local como la de Novecento Italiano de 1930, pero también ingresan dentro de colecciones en las que se integraban como engranajes necesarios del arte moderno –sin la carga necesaria de su nacionalidad- como las Atilio Larco (1937), Jorge Larco (1965), Fundación e Instituto Torcuato Di Tella (1971), Ayerza de González Garaño (1990), entre otras procedencias.
Esta exposición es la continuidad en el espacio del trabajo de investigación realizado para el catálogo razonado. La colección de pintura italiana del siglo XIX fue estudiada con rigurosidad por Silvestra Bietoletti, que ha aportado un conocimiento preciso de las obras seleccionadas para la mencionada edición. En la catalogación fueron, además, de relevancia los aportes de Barbara Musetti sobre esculturas italianas, y de Kate Kangaslahti y Diana Wechsler de las obras de los artistas italianos modernos del MNBA.
Entres los antecedentes de esta exposición debe mencionarse una pequeña muestra, realizada en septiembre de 1973, en la galería del Banco Nación: Pintura italiana 1860-1908, con algunas obras del patrocinio del MNBA de Vicenzo Caprile, Filippo Cárcano, Luigi Chialiva, Lorenzo Delleani, Giuseppe de Nitis, Giacomo Favretto, Antonio Mancini, Domenico Morelli, Luigi Nono y Filippo Palizzi.. La sala permanente con pintura y escultura italiana del siglo XIX ha permitido la cercanía del público, en los últimos años, con obras destacadas de Giacomo Favretto, Antonio Mancini, Emilio Gola, Filippo Cárcano, Medardo Rosso, Lorenzo Delleani, Leonardo Bistolfi y Libero Andreotti. Del mismo modo la escultura de Tantardini ocupa un espacio central en la museografía de la Colección Guerrico. La intención de incluir, en su mayoría, obras largamente ausentes de la mirada del público impulsó la decisión de que estas salas permanezcan con sus guiones habituales, motivando al público a realizar el recorrido y las relaciones entre las obras exhibidas en el Pabellón y en otras salas del MNBA. Las obras de Amedeo Modigliani, Giorgio de Chirico, Carlo Carrá, Mario Sironi y Felice Casorati se exhiben en un guión diverso al habitual, junto a otras obras de sus autorías, raramente expuestas, o de artistas del relieve de Massimo Campligi y Filippo de Pisis.
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Más info: www.mnba.org.ar