J. R. de Velasco 1287, CABA.
Inauguración: miércoles 9 de mayo a las 19 hs.
Pintar y ver pintar, pintar con eco, una doble operación de las imágenes, que deformadas, se duplican y reflejan.
Dúplex con dos manos al agua.
Después de unas semanas de compartir el taller decidimos subir y bajar los tres pisos por la escalera, la puerta del ascensor suele quedar mal cerrada y los vecinos se ponen locos.
Aparte, me hace bien, pensé y pensó.
La vitalidad traería algo para ver.
Esa afinidad artística que intuimos, en dos personas casi opuestas, se dejará ver en lo fluido del trabajo. Cada hallazgo viene siempre con rebote hacia la otra pared.
Desayuno en 3D y austeridad.
El deseo se potencia en el lugar equivocado. Narciso en el laberinto de espejos, perplejo antes de la acción, ocultando la desesperada búsqueda de ser mejor que su destino.
Pintar con otro, pintar con eco.
La mano a punto, el detalle estructura, compone, pero no aclara demasiado.
El agua impone condiciones.
Resolverlo es otra cosa, pero al menos, cada uno fabricó su crucigrama y finalmente fuimos exactamente iguales a los que ya éramos.
Eduardo Alvarez
Estudié pintura en el taller de Ahuva Slimowiczs entre los 16 y los 19 años. Ahuva había sido la maestra de Guillermo Kuitca, de quien fui su asistente por un par de años. Otro lado de mi formación se lo debo a Edgardo Chiban, un filósofo con el que pude trabajar, que ejerció una gran influencia en mí. En 1990, a los 23 años, hice mi primera exposición individual en el ICI; en 1992 en “Les Allumees Nantes-Buenos Aires”, Nantes, Francia y en Ruth Benzacar con Harte, Pombo, Ballesteros y Siquier. En 1994 en el C.A.Y.C. y en la Galería Fucares de Madrid, España. En 1996 en Fucares, Almagro, España. En 1997 en Fucares, Madrid. En 1998 y en 2005 en Ruth Benzacar.
Leopoldo Estol
Si tuviese que decir esos primeros lugares donde olí arte uno sería sin duda la biblioteca de mi primera novia (que no incluía solamente sus libros sino también los de sus padres), otro lugar influyente para mí fue el taller de Miguel Rep: una mesa larga con gente opinando de novelas y películas mientras dibujaban. De ahí pasé por los talleres de Siquier, de Macchi, participé de los workshop de Kovensky, estuve en la beca Kuitca. Me zambullí en el mundo de las instalaciones porque eran lo más parecido a las películas: entrar a un lugar y ser cobijado, rodeado y hasta perseguido por un montón de objetos que no te dejan en paz. Así hicimos un memorial lleno de contradicciones con Diego Bianchi poco después del incendio de Cromagnon. Participé en la bienal del Mercosur. Mostré en el Correo Central. Tanto leer como escribir me conectan mucho, fui profesor en la Di Tella y me encanta aprender artes nuevas (las clases de Mariana Obersztern me dieron valor para performear). En este momento estamos pintando un mural en la villa 31 con la Cooperativa Guatemalteca y pensando un viaje -una suerte de residencia nómada- al norte con Lucrecia Lionti y Lucila Gradin.
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Horario: de lunes a viernes de 11.30 a 20 hs.