El Fondo Nacional de las Artes inaugura Conexión-Colección, una muestra que visibiliza piezas de sus colecciones de Artesanías y Artes Visuales.

Pinturas y esculturas representativas de tendencias modernas y contemporáneas se exhiben en un mismo plano y dialogan con cerámicas, tejidos, tapices y piezas de madera, artesanías provenientes de distintas regiones del país.

En horario especial por el receso de vacaciones de invierno -momento ideal para acercar el arte a los chicos- podrá visitarse hasta el 21 de agosto, con entrada gratuita, de martes a domingos de 14 a 19, en la Casa de la Cultura del Fondo Nacional de las Artes (Rufino de Elizalde 2831).

Artistas

Paula A. de Guevara, Ary Brizzi, María Fernanda Cauterucci, Matías Conci, Bernardo Condori, León Ferrari, Asunción Gallo, Noemí Gerstein, Kenneth Kemble, Eduardo Mac Entyre, María Martorell, Luis Felipe Noé, M. Palacios, Daniel Ricardo, Pablo Siquier y Luis Tomasello.

En sintonía con nuevas lecturas sobre las jerarquías heredadas e impuestas por el canon occidental el Fondo Nacional de las Artes se propone en este recorrido iniciar una conversación íntima y desafiante entre los objetos de su patrimonio. Pinturas y esculturas representativas de tendencias modernas y contemporáneas se exhiben en un mismo plano con cerámicas, tejidos, tapices y piezas de madera. Objetos donde se plasma la trascendencia precolombina y que con el nombre de “artesanías” han formado por décadas parte de un repertorio subalterno dentro de las Bellas Artes.

Desde 1964, el FNA ha conformado su acervo poniendo el mismo énfasis en el arte argentino marcado por la historia occidental como en el rescate de formas ancestrales legadas por los pueblos originarios. La idea de esta muestra es desandar las ideas políticas y filosóficas que pusieron a una parte del acervo en la contemplación artística y a la otra en el radar de los estudios etnográficos. Al mismo tiempo, esta relectura dinámica del patrimonio curada y producida por el equipo del FNA refleja el concepto de esta casa pensada bajo las coordenadas modernistas de las vanguardias pero envuelta por la luz y la vegetación del sur latinoamericano.

La muestra sigue una genealogía particular del arte argentino iniciada en los 60 cuando artistas como Alejandro Puente y César Paternosto dieron cuenta de la deuda que la abstracción geométrica internacional tenía con formas recurrentes del arte precolombino. Con esa misma idea es que Goliath (1962) de la pionera informalista Noemí Gernstein es expuesta como una escultura de hierro moderna al tiempo que tótem y manifestación de un lenguaje secreto e intraducible. Obra símbolo en este cruce que desacostumbra la mirada siguiendo también el trabajo realizado por Ticio Escobar desde el Museo del Barro del Paraguay quien puso en pie de igualdad el trabajo de las poblaciones originarias con el arte contemporáneo.

De esta manera las paredes de la sala unen la geometría contemporánea de Pablo Siquier con cerámicas inspiradas por la Cultura de la Aguada (actual Catamarca, 900 DC) a partir de un mismo registro cromático. O uno de los cuadros escritos de León Ferrari (El infierno de San Alfonso, 2006) con tres Cristos de Asunción Gallo realizados en palo santo y chaguar, distintas aproximaciones a lo religioso desde la apostasía y la reelaboración iconográfica. Acaso sea en María Martorell, prodigiosa en sus tramas ópticas, donde confluyen todas las inquietudes de esta conversación patrimonial. Allí donde se la exhibe como pintora moderna y al mismo tiempo como diseñadora de un tapiz realizado por la Escuela de Manualidades de Cafayate a partir de un encargo del FNA. Arte argentino moderno y contemporáneo y artesanías se disponen aquí de manera aleatoria, entremezclando estéticas y voces. Quien quiera oír que vea.