Desde el 6 de junio se presenta en la Fundación Esteban Lisa, la muestra de pinturas "Candy Crush", de Cynthia Cohen. 

Las obras de Cynthia Cohen son impactantes. Los tamaños grandiosos y sus superficies extremadamente pulidas, accionan como señuelos. Nuestra propia escala podría perfectamente sumergirse en ellas, y así convertirnos en un símbolo más de su relato fantástico. En cada serie, un objeto cotidiano se transforma en fetiche y es cuestionado hasta el silencio. Una muñeca, un animal, un pedazo de masa coloreada de esas que usan los niños, ocupan el centro de la escena, y nosotros atónitos intentamos entender qué hace que estas imágenes sean tan adictivas. ¿Es la ausencia? ¿Es la escala? ¿Es la magia?

Cohen transita su producción con solidez, usa tela y óleo, y combina elementos como preparando pociones que pronto van a estallar. No es una alquimista; la transformación no se da en la mezcla sino en la coexistencia. Los elementos que finalmente quedan fijados en la tela parecen escapar del soporte, y como un pop up macizo intentan acercarse a la punta de la nariz de quien los mira eclipsados.

La operación de pintar repetidas veces una misma cosa va construyendo dimensiones de una realidad a medida. El recorte lacerante de las figuras, con movimientos exagerados entre una obra y otra, provocan tensión y alarma. 

Como en toda fantasía de un mundo feliz, el color hace el truco de remate. La vibración que elige la artista para cada figura acumula energía. La inexistencia de las sombras hace que los elementos se encierren y se concentren como si fueran caramelos de gruesas cortezas azucaradas. Las formas se agrandan y lo que tenía una dulzura inocente se vuelve apariencia; detrás subyace un estado de violencia latente, un siniestro contenido. El brillo puro de esos personajes gigantes dan cuenta de que no hay vuelta atrás: es imposible empequeñecer y pasar por la madriguera de Alicia.

Herminda Lahitte y María Lightowler
Cómplice de escritura: Silvina Pirraglia 
Buenos Aires, mayo 2013.
+ sobre C. Cohen: (Buenos Aires, 1969) Artista plástica. Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes "Prilidiano Pueyrredón". Participó de los talleres de María Mihanovich, Marcia Shvartz y Pablo Suarez y estudió historia del arte con Laura Batkis.
Expuso su obra por primera vez y en forma individual en 1999 (GARA, Buenos Aires) y le siguieron "Fluídos" (GARA en tránsito, Buenos Aires, 2001) "Rosas" (Galería Del Infinito, Buenos Aires, 2003), "Verde" ( Galería Zavaleta Lab, Buenos Aires, 2004), "Entrañablemente, Cynthia" (Daniel Maman Fine Arts, Buenos Aires, 2006), "Sin palabras" (Centro Cultural Recoleta, Buenos Aires, 2008) y "Colorama" (Galería Zavaleta Lab, Buenos Aires, 2008), "En su lugar" (C.H.I.N.A, Buenos Aires, 2010), "Poderosa Afrodita", (Museo de la Mujer, Córdoba, 2011), "Sinchronicity" (muestra colectiva en el Consulado Argentino en Nueva York, Estados Unidos, 2011), "Deforme" (Centro Cultural Ricardo Rojas, Buenos Aires, 2012).

En el año 2013 se encuentra produciendo muestras para el Museo de Bellas Artes de la ciudad de Olavarría, provincia de Buenos Aires; MACRO (Museo de Arte Contemporáneo de Rosario); Centro Cultural San Martín y Fundación Esteban Lisa de la ciudad de Buenos Aires.

Sus obras fueron seleccionadas en Premio Universidad de Palermo, 1999; Premio Costantini, 2000; Premio Fundación Banco Ciudad, 2001 y 2002. Participó de proyectos de sitio específico: "Ya es hora", vidriera de la tienda Tramando con Martín Churba, 2007. "Movilizada por el arte aprendí a contar", Barrio Jóven Chandon, arteBA 2007. "Proyecto Tronos", Centro Cultural Recoleta, 2007. "Monumento Villa 31 Carlos Mugica", barrio de Retiro, Buenos Aires, 2010. "25 Unidades Disponibles" obra conjunta con Gian Paolo Minelli, en Espacio C.H.I.N.A, 2011.
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