Biosignos
13/11/2013 - 08/12/2013

Dacil - Soria 5125

Biosignos

Biosignos

Marcas de vida. Existencias como síntomas. Indicios de una relación: de la tensión que ejercen mujeres y hombres con entorno natural. Arrastres, trazos, orografías. Lo que se desborda de la máquina lógica en la creación de convenciones. Lo vital que se niega dejarse atrapar. Desde esta imposibilidad, el artista crea. Incorpora lo inviable como punto de partida y sustrato construyendo para un otro los signos de ese intento.

¿Cuántas convenciones sostienen nuestra relación con el mundo? ¿cuántos signos se producen desconectados de la experiencia? Podemos pensar estas preguntas, en relación a la obra de Pablo La Padula que señala la manera particular que encontró para producir imágenes como si se tratara de preparados o experimentos biológicos. El procedimiento comprende un asunto de voluntades, un ir y venir entre el control y el desapego. Estas obras funcionan como sistemas donde la intervención voluntaria de él aparece notoriamente obliterada (desde la vereda opuesta del paradigma del arte contemporáneo de Duchamp a esta parte). Son, así, la huella de un repliegue.

Cuando Teresa Pereda deja una serie numerosa de chapas de acero a la intemperie sumergidas en agua de charcos terrosos, está haciendo a un mismo tiempo una ofrenda y una solicitud. Rebate estas placas metálicas para dejar que la superficie se escurra y pronuncie las marcas de un trayecto cargado de minerales. En tanto entrega, se debe a los tiempos y procesos naturales, pero también es un pedido de colaboración ancestral. Ambas acciones reconocen en la tierra una soberanía que la supera y abraza. Podríamos pensar sus chapas como las imágenes para una Catedral de la Tierra.

Nos preguntábamos acerca de la relación entre realidad y representación cuando veíamos las operaciones de la ciencia en su búsqueda por modelizar lo real. Cabe entonces prestar atención a un fuerte signo de época, a ese espíritus nativo en la tecnología que permite cruzar sin sobresaltos la frontera hacia lo virtual. La simulación de una realidad ultra detallada pero por completo ficticia es el objeto de las obras de Gabriel Rud. Piezas alucinantes que apelan a todos los recursos de la fotografía (la luz, la sombra, los volúmenes bien marcados) pero exhiben seres que no podrían existir más que en estas coordenadas digitales. Del pasaje de lo que vemos a lo que creemos. De cómo podemos y somos engañados

Cerrando las filas de nuestra cuarta artista en este camino curatorial por los biosignos, contamos con las piezas escultóricas de Elena Dahn: figuras blandas, tendiente a lo amorfo. Sus esculturas contramodernistas exhiben una fisura al interior del sistema del arte. Observemos que en la renuncia a ser autoportantes radica todo el gesto de pronunciación de una crisis. Sus obras son propositivas, dicen algo. Hablan del retroceso de las afirmaciones clásicas de la escultura y de la figura misma: estas esculturas de silicona y aire en su aparente desamparo son bellas y cautivadoras.

Biosignos es una exhibición en la que nos importa menos trabajar sobre una idea de generación de artistas ya que hay varias edades y trayectorias mezcladas, que sobre las miradas que esta diversidad pueda generar en torno a una hipótesis provisoria: que es realizable un acercamiento artístico hacia nociones vitales, naturales y desbordantes corriendo estos horizontes de posibles, volviendo la mirada crítica sobre las convenciones del arte. Desde la propuesta curatorial buscamos escaparle a la tiranía del Arte Contemporáneo como género autosuficiente, ya que, en la medida de lo posible, mostraremos una exposición en crisis. Exhibiremos el teatro de tensiones que la vida nos depara y las decisiones - tomadas y delegadas- que nuestros artistas ensayan.

Mariana Rodríguez Iglesias
...