Viamonte 525
Ana Perissé revisita este capítulo de la historia de la pintura desde un lado completamente diferente. En vez del artilugio conceptual usado por el célebre artista belga, nuestra pintora lo resuelve a través de tres parámetros de trabajo: el gesto de la pincelada, la precariedad de la aparición del motivo y un método secuencial en el que los trabajos se encadenan unos con otros. Así nos sumerge en un vertiginoso coqueteo con aquello que podrían ser múltiples esbozos de la representación de una copa y su respectivo reflejo (lo que, como veremos, nunca se concreta de una manera definitiva).
El modus operandi de Perissé, a la vez que nos catapulta hacia una serie de posibles afirmaciones, paradójica e inexorablemente se encarga de negar una y otra vez cada aparición, como si se tratara de espejismos. La artista, movida por un infatigable impulso pictórico, barre literalmente todo intento de concluir certezas.
Dicho de otra manera, en un trabajo, de pronto nos encontramos con un dibujo de contorno de la copa en cuestión, realizado con trazos expresivos y fugaces. En el siguiente, la copa se transformó en un signo casi caligráfico, el cual es nuevamente barrido hasta tal punto que se podría vislumbrar la aparición de un extraño paisaje. Pero en el siguiente se muestran nuevamente las cicatrices de una imagen anterior, que para entonces ya creíamos desaparecida, o incluso nos sorprende con la insinuación de otro fenómeno pictórico que está a punto de suceder.
En algunos trabajos todo aparece intensamente coloreado, luego vira al gris, después lo que antes era muy simple y ordenado ahora se hace caótico. Las líneas, de repente, son más finas. En otros hay situaciones de extremo borroneo, en las que tenemos la impresión de que la artista está a punto de despedirse del motivo.
Así, a través de cada uno de sus trabajos, más que mostrar un suntuoso catálogo de alternativas respecto de la representación, Perissé se pone y nos pone sin reparos frente a la ilusión y sus múltiples disfraces. Y allí la pintora no se deja distraer por ninguno de ellos. Sigue pintando.
Juan Astica, 25 de mayo de 2012
Curador y diseñador de montaje: Jorge Sarsale