Lavalleja 1062 (alt. Av. Córdoba 4200)
Niño de barrio ferroviario, adolescente curioso. Artista de pueblo, fotoperiodista de vanguardia, laboratorista, cineasta y archivista. Comerciante del centro, cocinero, padre, esposo, amigo, hermano, abuelo, personaje de Junín. Todo eso encierra la figura de Alberto Haylli.
Fue después de su muerte el 25 de julio 1994 y tras el hecho de no haber descartado su trabajo de 55 años, a pesar del enojo porque nadie quiso acompañarlo con la puesta en valor, lo que hace comprender que intuía que su obra iba a trascender sus días.
Fue el mandato que respetó Herminia, su hija mayor. Por su decisión, los archivos del Gordo permanecieron en una pieza de su casa de Italia 378 del barrio de Pueblo Nuevo y luego fueron trasladados al altillo del estudio de abogados y escribanos de la familia Itoiz, lindero al Edificio Conde, la construcción en altura más antigua de Junín.
Haylli nació en Buchardo (Córdoba) el 31 de julio de 1911. A los 8 años, se mudó a Junín junto a sus padres y su hermano. Aprendió fotografía al lado de Luis Américo Panizza, uno de sus antecesores en el oficio, y se apasionó por el celuloide acompañando a Ceferino Reig, el vecino que tenía a cargo el cine Guaraní, la sala de su barrio.
La colección comienza promediando la década del 30 del siglo pasado y concluye en 1989. En esos años, trabajó como fotoperiodista free lance para el diario local La Verdad. Tuvo un negocio de fotografía social en el centro de esta ciudad; fue fotógrafo de la policía, además de realizar cortos, publicidades y noticieros de cine.
Cuando Herminia nos abrió las puertas del altillo, alrededor de 2006, fue clara: “Mi papá murió con muchas necesidades económicas y con el sueño de que la gente de Junín conociera todo su trabajo, (…) No sé cuánto tiempo más vamos a poder mantener esto acá.” El archivo era un montón de latas apiladas, junto a equipos y luces de época; sin clasificación de ningún tipo. Suponíamos que estábamos ante un acervo importante, pero nunca imaginamos su dimensión: 95 mil negativos de fotografías, 120 latas de películas en 16 mm y 500 diapositivas.
Abordar su obra fue un gran desafío, entre otras cosas, porque no encontrábamos referencias similares, ni apoyos económicos. La aparición de la ex diputada Rocío Giaccone fue fundamental, ella generó los fondos para dar los pasos iniciales, lo hizo sin búsqueda de réditos políticos, ni personales.
En 2018, cuando empezamos a digitalizar los primeros registros, nos dimos cuenta de que, además de la grandilocuencia, estábamos ante una colección con una información mucho más valiosa de lo que intuíamos, acaso la única que haya contado el siglo que nos precede con tanta variedad, detalle y belleza.
Nuestro objetivo primario era recuperar el archivo. Pero nos dimos cuenta de que el paso necesario era visibilizar al artista y su trabajo, porque el Gordo Haylli ya era un recuerdo lejano para los juninenses. Apuntando a eso creamos el Proyecto Haylli, que estuvo conformado por un grupo mínimo de trabajadores y vecinos de Junín, y fue el motor no solamente para entenderlo y entender su obra, sino para que llegara a la mayor cantidad posible de gente. Así, luego de la puesta en valor, pintamos un mural en el edificio Conde (arriba de donde estaban sus latas), editamos un libro, “Alberto Haylli. Una memoria revelada”, y realizamos una serie documental de cuatro capítulos con el mismo nombre, emitida por Canal Encuentro en el año 2021.
Transitar todo este camino fue un difícil privilegio y un enorme aprendizaje.
Ojalá disfruten el recorrido tanto como nosotros.