Nota publicada online
La artista argentina presenta "Humus, la piel no calla" y "Luz" en el espacio urbano de Porto Alegre, Brasil.Dos obras que exploran la relación Hombre-Naturaleza.
La obra de Teresa Pereda viene aceptando no sólo la producción de una pieza escultórica o en el plano, también promueve la visibilización de las complejas relaciones entre el espacio donde se instalan sus piezas móviles o, entre las proyecciones que logran crear un ambiente inmersivo donde el sonido lleva hacia la naturaleza en un espacio cerrado. Puede poner en foco los intercambios de persona a persona que permiten la presencia de la artista que, mirando directo a los ojos promueve un intercambio, acciones de dar y recibir.
Fue valioso que la obra de Teresa fuera llevada a un espacio tan rico y dinámico como la comunidad de Porto Alegre, pues es un área donde se desarrollan las bienales que miran el sur como forma de identidad. Teresa ha caminado el mapa de Suramérica, este territorio dominado por ríos torrentosos, por una cordillera de variada altura que va de norte a sur, usando caminos abiertos, o polvorientos, o de aguas claras corriendo hacia abajo, ha tomado muestras de tierra catalogando sus colores, que denotan sus componentes ocultos, su mensaje ancestral. Utiliza el elemento tierra en la construcción de una estética que ahonda el vínculo hombre-tierra. En 1995 inicia la recolección sistemática de tierras procedente de diversas regiones de la Argentina. Fruto de estos viajes e investigaciones inició la serie Itinerario de Cuatro Tierras (instalaciones, libros de artista, pinturas, obras gráficas, objetos). Ha pedido la participación del público tanto sea metiéndose en un mapa proyectado en el piso tanto como empujando un ovillo de lana gigante por espacios variadísimos. Ha colocado el sonido del agua en correntada rápida, pero pendiendo de un techo de recortes dorados de moldura francesa.
Humus | la piel no calla – videoinstalación Planetario
De esta intervención comenta la artista: “La cúpula del Planetario de Puerto Alegre es intervenida por un manantial imponente que sumerge al espectador en la bravura del agua y en el atronador sonido del tránsito urbano. El agua subterránea brota allí, donde se suelen proyectar los cielos del mundo, alterando la función propia de un planetario. Cielo y tierra han sido invertidos. El tempo sonoro de la obra está construido a partir del desplazamiento del agua naciente que dinamiza cientos de ruidos urbanos y voces humanas. Un caótico fluir nos advierte acerca de la frágil condición del hombre. Ámbito de encuentro y desencuentro. Naturaleza y vida urbana, en permanente riesgo. Ambos pulsan, ninguno calla.”
La obra El tiempo del agua evoca aquel breve instante cuando el mito-cuento se enlaza a la vida cotidiana. Una inscripción en la base dice “ingrese a la caja y sueñe una patria posible”. Una flecha indica la entrada. En el centro, la luz cenital proyecta un círculo sobre la tierra. La tonalidad y el emplazamiento minimalista de todos los elementos en juego nos muestra que los recorridos físicos son también mentales. Todas esas relaciones con la naturaleza cercana se mezclan entre sí dando juegos de representación simbólica como los usos de tierra de distintos colores y ovillos de lana acompañan los “ritos de restitución” de esta artista que realizó acciones performáticas en la Tierra del Fuego (2007); en el Salar de Uyuni, en Bolivia y en Amazonía (2008).
LUZ - instalación lumínica / performance
En otros espacios y para no dejar de explorar algunas sedes distantes de la Bienalsur, les sugerimos:
El Museo de Arte Contemporáneo de Salta abrió sus puertas para que el público conozca la intervención ¿Quien fue? y la videoinstalación Entre blanco y negro, de Graciela Sacco, un emotivo homenaje a una artista que trabajó en cada tramo de su vida y se despidió en plenitud. Más lejos de Buenos Aires, en Lima, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos presentó el Proyecto Hawapi-BIENALSUR, una acción simbólica en la superficie limítrofe en litigio entre Perú y Chile, cerca de las ciudades de Arica y Tacna, que brega por la integración cultural de ambos países. En Perú, el Centro Cultural de la Escuela Superior de Bellas Artes del Perú (ENSABAP) dio a conocer la muestra Gestos cotidianos, curada por Diana Wechsler; la exposición, que reúne trabajos de artistas de Argentina, Brasil, Paraguay y Perú, busca indagar en cómo los gestos de la vida cotidiana organizan nuestra relación con los objetos, los demás y el mundo. A su vez, en el Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social (LUM) se puede visitar Ejercicios de la memoria, una reflexión sobre lo ocurrido en la última dictadura militar argentina, curada por Andrés Denegri y Gabriela Golder. El Museo del Barro, también ubicado en la capital paraguaya, trajo la muestra Haití, de Tomás Espina y Pablo García, una instalación de centenares de cabezas de terracota que evocan los rituales chamánicos del país caribeño.