Nota publicada online
Con curaduría de Valeria González, se presentan tres piezas seleccionadas -videos y video-instalación-, en los que la artista investiga sobre el instante en el que se concentra todo movimiento posible.
¿Cómo detener ese instante en que percibimos que algo está por suceder?
Indagar en ese momento preciso, estirarlo, detenerlo y conservarlo es la intención de Silvia Rivas (Buenos Aires, 1957) en esta nueva serie que presenta en Rolf Art.
Apenas trasponemos el umbral de la galería nos encontramos con una video instalación que domina el ambiente; el vértigo del exterior se calma y es reemplazado por un sutil movimiento que invita a detenernos y, simplemente, sentir. El bullicio se convierte en un susurro y una melodía mántrica profundiza la sensación de sosiego.
La mitad del campo visual es ocupada por una mujer que, en cámara lenta, da un paso que nunca termina; flotando en una acción inconclusa. En la otra mitad, una placa de mármol -con el contorno de la misma mujer tallada en un bajorrelieve- espera que la acción se concrete para fundirse en una única imagen. Pero esto nunca sucede y así, Rivas cumple con su objetivo: el tiempo suspendido en ese preciso instante, “antes de”.
La temporalidad es un tema recurrente en la obra de esta artista que egresó de la Pridiliano Pueyrredón y completó sus estudios con Keneth Kemble y Víctor Grippo. En esta ocasión, para lograr trasmitir esta sensación la artista trabajó con actores y con equipos de filmación de altísima definición. La dilación fílmica de un gesto mínimo, largas horas de edición, y el trabajo digital dan por resultado una imagen onírica, casi metafísica, que se yuxtapone con el mismo gesto grabado en el mármol. Mármol que habla de lo clásico y de la memoria. En esta obra Rivas conjuga, de maneta sutil, el arte clásico y el contemporáneo.
Una pequeña pantalla industrial reproduce el titubeo, ese momento, casi imperceptible que tenemos antes de tomar una decisión.
Finalmente, la tercera instalación describe el instante en el que nos abandonamos a la decisión. Allí, precisamente cuando tomamos conciencia de lo irreversible; cuando ya no podemos volver el tiempo atrás.
La obra de Silvia Rivas nos inspira a recorrer las sinuosidades de la realidad. Esas sensaciones que nos ayudan a identificar un momento preciso, intentar estirarlo o tal vez detenerlo para, finalmente, convertirlo en memoria.