Vecina de Parque Lezama desde hace mas de 45 años, Alicia Díaz Rinaldi es una figura fundamental en el Distrito de las Artes. Este “barrio de artistas”, como ella lo define, está en la intersección de otros tres: La Boca, San Telmo y Barracas. Allí tiene instalado su taller frente de la emblemática Fábrica Canale que supo darle un característico ritmo y perfume al barrio. Un ritmo que va recuperando desde que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires instaló allí cuatro de sus ministerios. El magnífico edificio, remodelado aloja cerca de 4.000 personas y el Espacio Lezama Arte donde la artista ha sido invitada a exponer sus “Fragmentos de la memoria”.

La memoria es un proceso inherente al ser humano que nos permite codificar, almacenar y recuperar información del pasado. Intrínsecamente ligada a los recuerdos, la memoria, al igual que el ser humano, es compleja y fascinante. (Como es compleja y fascinante la obra de Alicia). Toda nuestra vida se construye en base a recuerdos. Somos quienes somos gracias a lo que aprendemos y recordamos. Será por esto que Alicia trabaja en su obra con grandes planos que son como grandes espacios de reflexión donde se conectan distintas realidades. Será por esto que muchos de esos planos parecen ciudades y será por esto mismo que trabajó con los planos originales de la Casa Rosada del arquitecto Francisco Tamburini como testimonio de lo ya sido, finitud recobrada que perdura en el simulacro.

Mediante procedimientos gráficos, Díaz Rinaldi combina, contrapone, destaca y funde imágenes provocando un juego de simetrías y asimetrías que contrarrestan con éxito los intentos de orden y el caos que todo artista nos propone. De esta manera, sus agudas intervenciones estimulan al espectador en la búsqueda de sutiles significancias. Si bien parte de materiales documentales, sus trabajos privilegian las metáforas y las alegorías.

En esta ocasión Alicia Díaz Rinaldi presenta 29 obras distribuidas a lo largo del espacio que hablan de la dualidad del mundo en que vivimos, de la convivencia entre dos órdenes: el caos representado en el interior del plano con diferentes texturas y líneas que lo recorren y el orden que se corporiza en contundentes planos de color o negros absolutos. De esta manera uno enfatiza y hace más visible lo otro.

Para Alicia el grabado es su pasión y la experimentación su camino. Formada en el Museo de Arte de Río de Janeiro volvió a la Argentina en 1970 y desde entonces ha participado en más de sesenta exhibiciones y Bienales obteniendo 6 premios internacionales. Fue designada en 1992 como una de las cinco mejores figuras de la década en grabado por la Fundación Konex y, en 2010, recibió el consagratorio Premio Trabucco en esta misma disciplina. Hoy recibe en su taller artistas dándoles apoyo técnico para realizar su obra gráfica y participa, con otros cuatro artistas del Distrito, en el proyecto Discípulos del Patrimonio que busca entretejer esta gran red que es el arte.

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