El Pabellón de las Bellas Artes exhibe una selección de obras del artista Pedro De Simone (1922 - 1990?), de quien no veíamos una exposición individual desde 1982.

Un artista que se mantiene vigente por la sensibilidad y aire de misterio que plasmo en sus telas, y que inserta al espectador en una dimensión de perceptible espiritualidad. Más allá del objeto, la "forma negativa" del mismo le permitió ir en busca de su contexto, y desde allí moldear u originar esa sugerente insinuación, fascinación u observación de su pintura.

La simplicidad de las formas que alcanzan la maleabilidad de sus líneas, de maniquíes a medio vestir y del modisto todavía trabajando, revelando el inmenso silencio del desolado taller de sastrería, son manifestaciones elocuentes, que surgen probablemente de un sentimiento de soledad en De Simone, en sus noches de sereno en dicho taller de confección. Logrando una sensación de interior monótono, y de semblante en el sastre de intensa seriedad, sus obras están en sintonía con los ritmos rutinarios de la vida diaria o de esas largas noches.

De Simone disolvió su pintura en los diferentes retratos para que se extendiese sobre el lienzo en manchas diluidas, de fondo y de figura. Una gama baja o grisácea, y colores superpuestos, se integran en ellos con armonía. Y en la singularidad de sus representaciones, la plasticidad de la línea, delgada, a veces quebrada, le da impactante vida, o la sugiere, al carácter de cada figura.  

Conjuntos sencillos de frascos, muchas veces inconclusamente acabados, pero que adquieren formas demostrativas, en composiciones simples, y sutiles diversificaciones de color en tonos sobrios y fríos, o en contraste con colores cálidos, están impregnados de una sensación de serenidad y reflexión. Su arte es una búsqueda del espacio que se manifiesta entre la realidad y aquello que la trasciende. Y sus composiciones están dispuestas con sensibilidad hacia la belleza de la naturaleza muerta. 

Asimismo, nos deleitamos con lo idílico que caracterizan sus paisajes, como con alguna iglesia, o con las cúpulas de iglesias en su serie de "Torres". O en "Paisaje fantástico", donde estamos probablemente frente a una campiña ficticia, pero poéticamente soñadora.

El Pabellón de las Bellas Artes agradece al Dr. Mauricio Neuman y a Gabriel Traba el préstamo de cuadros de Pedro de Simone para la realización de esta muestra, donde podemos apreciar la inventiva y genialidad del artista quien, aun permaneciendo fiel a sí mismo, fue enérgico a lo largo de su carrera artística. 

Lic. Cecilia Cavanagh

Curadora

Directora del Pabellón de las Bellas Artes