Mariana Villafañe
Resonancias
24/06/2015 - 30/07/2015

QUADRO Arte Contemporáneo

Av Libertador 14.354 Martínez-San Isidro.

Mariana Villafañe

Inauguración: miércoles 24 de junio a las 19hs

Ser o no ser.
Por Rodrigo Alonso

¿Así que crees que puedes llamar cielo al infierno? ¿Azul firmamento al dolor?¿Puedes llamar verde césped a un frío riel de acero? ¿Sonrisa a un velo? ¿Crees que puedes hacerlo? Pink Floyd

Wish You Were Here (1975)

En la célebre película de Orson Wells, El ciudadano(1941), el magnate de los medios de comunicación, Charles Foster Kane, pronuncia una extraña palabra antes de morir, que pone en funcionamiento la investigación periodística que articula toda la trama. Significativamente, al momento de su deceso, no había nadie en su habitación que pudiera haberla escuchado. Así, ese vocablo (Rosebud), cuyo sentido nunca llega a revelarse a los investigadores (pero sí al espectador), y que remite a un recuerdo de infancia del protagonista, actúa como un señuelo, como una verdadera excusa narrativa, a través de la cual, Wells construye uno de los filmes más exquisitos de la historia del cine.

El trabajo reciente de Mariana Villafañe parte de un recuerdo de su infancia, pero que en vistas de los resultados formales podríamos caracterizar también como un señuelo. Según cuenta la propia artista, cuando era una niña, su padre abandonó el hogar familiar; entre los objetos que dejó detrás de sí había un tocadiscos con el vinilo del álbum Wish You Were Here, de Pink Floyd. Como el Rosebud de El ciudadano, este objeto y esta canción son los motores de una investigación estética que explora las posibles traducciones del sonido al terreno visual, y que en su desarrollo, va dejando detrás la anécdota para focalizarse en la representación de patrones visuales y la materialización poética de la memoria.

Utilizando el tocadiscos como instrumento, Villafañe realiza un conjunto de dibujos circulares, en gran medida aleatorios, que posteriormente manipula. A partir de ellos, elabora construcciones visuales en las que predominan las ondas, las vibraciones, los ecos, las reverberaciones. Estas construcciones adquieren cuerpos muy diversos.

En la serie Cajas de resonancias (2014), se materializan de manera caprichosa en papeles calados protegidos por cajas de acrílico. En las series Resonancias (2015) y Wish You Were Here (2015), las líneas se despliegan con libertad en trazos precisos de acrílico sobre tela. Una pieza específica, Movimiento circular (2015), se presenta en corte de vinilo sobre la pared de la galería. En todos los casos, hay una reducción cromática al blanco y negro, que resalta su familiaridad con los esquemas científicos que miden espectros aurales.

Sin embargo, el objetivo de Mariana Villafañe no es científico sino emotivo y poético. En su voluntad por dar cuerpo a la inmaterialidad del sonido hay algo que se parece a la cristalización de la figura del padre ausente. El dilema de Hamlet de cara al progenitor arrancado a la vida – “Ser o no ser” – resuena curiosamente en la decisión de la artista de trabajar entre el ser del material plástico y el no-ser del inmaterial sonoro. En este sentido, su obra encuentra una vía profunda para lidiar con el recuerdo sin tornarse literal o descriptiva.

Las múltiples mediaciones que van del viejo tocadiscos y su vinilo a los gráficos lineales, ponen de manifiesto procesos de abstracción plástica, pero también, decisiones de subjetividad personal y artística. Después de todo, no hay una relación necesaria entre ambos extremos. Hay, en todo caso, una voluntad obstinada y pulsional que se empeña en transitar la vía de la memoria, entendiendo que un artista crea con todo su ser, con su pericia técnica y sensibilidad, con su cuerpo, presente e historia.

A las personas les gusta conservar sus recuerdos pero los artistas muchas veces los manipulan. Hay una inquietud latente en esta operación ¿Qué es lo que se tergiversa? ¿Es la fotografía, el registro sonoro, el objeto añoso atesorado por la familia, o el relato que los constituye como depositarios de una memoria emotiva? ¿Y cuál es el límite de esa manipulación? ¿Se puede llamar cielo al infierno, velo a una sonrisa? El arte es el reino donde eso efectivamente sucede. No porque su objetivo sea la erosión del recuerdo o la negación de la realidad, sino más bien al contrario. ¿Cómo podríamos referinos a ellos sino fuera a través del filtro de nuestra más férrea y rigurosa subjetividad? Después de todo, como bien decía el gran escritor argentino,

El pasado es arcilla que el presente

Labra a su antojo, interminablemente.

Jorge Luis Borges, Todos los ayeres, un sueño (1985) 

 

Dice Mariana Villafañe

Mi práctica artística comienza con el hallazgo de algún objeto que perteneció a mi familia y fue parte de mi infancia. Objeto que sirve de disparador de prácticas performáticas donde tracciono cuestiono e investigo las formas surgidas a través de esa tracción. Son abstracciones surgidas a partir de experiencias sutiles, repetición, superposición y alteración de dichas formas para formar patrones visuales de pensamiento, lenguaje abstracto y memoria como herramienta hacia un conocimiento universal.